mayo 10, 2013

SIGUE DANDO QUE HABLAR

LO QUE DEJO LA PELEA DE "MARAVILLA" MARTINEZ

Aquì la COLUMNA DE GUSTAVO NEGRELLI en el SITIO RING DE IDEAS sobre la pelea de "MARAVILLA" MARTINEZ en LA ARGENTINA



A CALZÓN QUITADO:


La mala actuación de Maravilla Martínez ante Murray estimuló reacciones del mundillo boxístico argentino hasta ahora ocultas, que no dudaron en expresarse en redes sociales y mediáticamente, dejando al descubierto una realidad poco conocida para los advenedizos.
Sacándose las caretas -cosa difícil, antipática y políticamente incorrecta-, en el mundo del boxeo casero a Maravilla Martínez nadie le tiene mucha simpatía. Se vio reflejado tras su pelea ante Murray, tras la cual muchos aprovecharon para pasarle alguna factura, o lanzarle algún dardo por elevación.
Él prefiere pensar que en algunos casos es por envidia –por ejemplo, de ex campeones mundiales que se sienten desplazados-, en otros por resentimiento –de aquellos que no llegaron a nada-, y si no, hacerse el distraído. Pero dándose cuenta o no, hace bastante para alimentar rencores y odios.
Desde su arrogancia natural, que quiso esconder bajo una frágil postura de humilde, pasando por sus delirios de grandeza, su acento extranjero, su look metrosexual, y ese toque yanquilandia que le quiere dar a todo lo que organiza, no hace otra cosa que alejarse de sus orígenes, ya no física –como lo está- sino también ideológica y mentalmente.
Su baja performance en la pelea ante Murray, fue caldo de cultivo para que muchos se atrevieran a atacarlo, o mejor dicho, a blanquear un poco el discurso, que hasta ahora estaba eclipsado por las circunstancias, donde en “off” –terreno casi siempre más sincero- lo denostaban con todo tipo de argumentos, historias y críticas, y en “on”, ante una cámara u opinión pública, lo acomodaban diplomáticamente.
Así se desató su polémica cibernética con el Principito Martín Coggi, quien sólo había twitteado que él y su padre (Látigo) lo vieron perder, a lo que Maravilla contraatacó poniendo el dedo en la llaga de la pelea del padre frente a Eder González, diciendo que “eso sí fue un robo. La mía fue pareja”.
La disputa trascendió la esfera virtual y siguió en la TV abierta hasta con padrinos, porque intervinieron Pablo Sarmiento y Coggi padre, deschavando cada vez más las distancias, no sólo contra Maravilla, sino también contra Sarmiento -muchas de ellas válidas-, cuestionando su trayectoria como DT.
Lo cierto -y llamativo- es que la mayoría de los boxeadores –por no decir todos- lo vieron perder al quilmeño: Tigresa Acuña, Gordo Domínguez, Castro, Coggi, etc, etc. Y lo mismo ocurre con dirigentes.
En ese “verlo perder”, se camufla el “no a Maravilla” oculto, porque a decir verdad, internamente nadie se lo banca. Y que eso ocurra en el ámbito de uno, es todo un dato.
Maravilla dice no poder ir a Quilmes porque sería un descontrol, un desborde incontenible hasta para su propia Seguridad Privada, y por eso prefiere que su madre y seres queridos vayan a donde está él. ¿Qué quedaría entonces para Maradona y Messi? Pero ellos, cuando están acá, viven en sus domicilios sin tanto acoso. Eso molesta.
Maravilla vende la versión de que peleó en casa por el pueblo argentino, resignando plata, ya que en USA le hubiesen pagado mucho más, cosa totalmente falsa, porque un argentino vs un inglés desconocido en defensa optativa, allá no interesa, y de haberse hecho, hubiese sido por una bolsa mucho menor en comparación a lo que ganó aquí.
Asociado a la promoción, Martínez logró en ésta el rédito económico más grande de su carrera: $ 25 millones puso el Estado, cerca de $ 100 dejó la boletería -tomando una venta estimativa de 30.000 entradas, a un valor promedio de 300 cada una-. HBO habrá puesto lo suyo (¿1 palo verde?) y la TV internacional alguna que otra moneda más. Esto sin contar sponsors personales y publicidades, que estando afuera no hubiese hecho.
El porcentaje que se haya llevado de todo el producto, bien merecido lo tiene, porque lo produjo él. Lo que no corresponde es decir que peleó acá por la gente. Mentira. Todo es por plata.
Lo mismo ocurrió en la parte boxística. Decían que venían a darle chances a los púgiles argentinos, pero perdieron todos, por las buenas o por las malas –salvo Abregú, que es de HBO-.
Y cayó mal, contradictorio y hasta cruelmente revelador ver a Sarmiento abrazado sin disimulo al español Kiko Martínez por noquear al bonaerense Damián Marchiano, y a la dominicana Dahiana Santana por “robarle” la pelea a la chubutense Claudia López. Fue más o menos como gritarle un gol al club donde uno jugó toda la vida. ¿Patriotismo?
Entonces, nos sacamos las caretas: cada uno es como es y cada quien es cada cual, con amores y odios mutuos. ¿Para qué ponerle moños a gatos que son de Angora?

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