enero 21, 2014

PARA LEER Y SACAR CONCLUSIONES

LA INFANCIA Y LA PRESION DE SER FUTBOLISTA


Muchos niños en edad de INFANCIA parecen perderla por el afàn de padres , representantes y clubes de ligar al niño desde su infancia al rol de ser futbolista.-

Aqui un EXCELENTE INFORME DEL DIARIO RIO NEGRO que transcribo para mis lectores:


juan mocciaro / jmocciaro@rionegro.com.ar




"Quiero comprar un niño futbolista". Esa fue la consigna que movió esta vez al periodista chileno Juan Pablo Meneses. Antes había sido una vaca, ahora un niño futbolista. Juan Pablo Meneses es el creador de un modo de periodístico de investigar que llamó periodismo cash: ingresar en el negocio y ser parte de él para saber de qué se trata.



Cuando estuvo interesado en conocer el proceso de producción de los alimentos, Meneses se compró un ternero y fue parte del proceso desde que la vaca nace hasta que llega a los platos. De eso resultó el libro "La vida de una vaca". Hace poco más de dos años se interesó por el negocio del fútbol y de cómo ese negocio comienza desde la infancia. Entonces salió en busca de un niño futbolista. "Para escribir 'Niños futbolistas' (Blackie Books, 2013), mi plan consistía en comprar con dinero en efectivo al protagonista del libro", cuenta el propio Meneses el prólogo. Y eso hizo.




Para lograrlo, recorrió Sudamérica pidiendo precio por cuanto niño más o menos hábil con la pelota se cruzaba. Y se encontró con que todos estaban dispuestos a ponerle precio al futuro y al destino de ese chico. Todos. Padres, madres, abuelos, entrenadores, dirigentes y, por supuesto, los intermediarios. Para todos ellos la única preocupación era ganar algo de dinero.




Meneses, en su libro, no cuenta nada que no se sepa. Los medios de comunicación suelen estar al tanto de cada aparición de un niño futbolista que es fichado por grandes (o no tanto) clubes del mundo. Lo que impacta en el trabajo es el modo en que los protagonistas llevan adelante el negocio. Impacta el tono. Su lenguaje.



Meneses es el único que dice las cosas como son, los otros no. Cuenta lo que no se ve de algo que vemos todo el tiempo. Pero a diferencia de Meneses, no lo dicen pero lo hacen: compran y venden niños que juegan bien a la pelota.




Las últimas noticias de niños futbolistas hablan de Claudio Ñancufil, rebautizado el "Messi de las Nieves" porque es nacido y vive en Bariloche y porque salvo algo extraordinario será llamado y recordado como Messi de las Nieves y no como Claudio y mucho menos Ñancufil.





Claudio es un niño de ocho años que fue descubierto por un representante español llamado Lolo Otero, que consiguió hacerse de su ficha o pase y que lo llevará a España a probar suerte al Real Madrid y al Atlético de Madrid. Pero a no confundir: ni el Real Madrid ni el Atlético están interesados en el niño, es Lolo Otero el interesado en que a estos clubes les interese. Trabaja para eso.



***
En un diálogo por correo electrónico con Río Negro, Juan Pablo Meneses pone al descubierto los efectos colaterales del negocio que sólo afrontarán los más vulnerables de la historia: los niños.




–Suena obvio que lo que pretenden es hacerse de futuros cracks antes de que los sean, pero ¿qué buscan exactamente los grandes clubes europeos cuando fichan niños futbolistas?



–La idea de llevarse a estos chicos es que, por supuesto, alguna vez lleguen a ser grandes cracks y generen mucho dinero. Sin embargo, hay que entender que a estos niños se les comenzará a exigir desde que lleguen a los grandes clubes. Cuando presenté el libro en Madrid, me entrevistó el periodista José Ramón de la Morena, del programa deportivo más escuchado en España. Durante esa entrevista, sobre "Niños futbolistas", él dijo al aire "recordemos que el Real Madrid lleva 13 años sin ganar en alevines". A los menores de 10 años se les llama alevines. Es decir, al Messi de la Nieve se le lleva para que triunfe alguna vez en primera. Pero, muy importante, es que también se le pedirá que rinda en el corto plazo. Por eso se les trasplanta de continente.



–¿Hasta qué punto son concretas estas posibilidades que aparecen en el horizonte del niño y de su familia?



– Los padres, los familiares, los clubes, aceptan estas ofertas con la ambición de un buen negocio. Los mismos niños saben, me lo dijeron en las entrevistas durante la investigación, que ellos quieren triunfar en el fútbol para comprarle una casa a la madre, una camioneta al padre, un taxi al abuelo. Toda la cadena está esperando el fichaje como una salida de la pobreza. Y en esa misma fantasía es en la que caen. Esa es la gran derrota deportiva de estos negocios: la gran motivación es económica, sin importar que lo más seguro –por estadísticas y selección natural– es que el niño nunca llegue a triunfar. 




–Me impactó el tono del libro "Niños futbolistas" y cómo tu lenguaje directo contrasta con el de los demás implicados en el tema.



–Yo siempre quise dejar claro que estaba haciendo un libro y que quería comprar un jugador. Mi temor era que eso los pudiera frenar. Rápidamente, me topé que nadie se frenaba. Por el contrario, los padres ponían precio a sus hijos. Como si siempre hubieran estado esperando una oferta. De hecho, muchos padres de estos chicos ya han dejado sus trabajos y viven, casi absolutamente, de que el talento de su chico traiga de vuelta dinero en efectivo. Cash.Creo que el fútbol permite esas cosas. 




Si un niño de 8 ó 9 años es llevado a otro continente, a otro país, para trabajar en la cosecha de algodón o cosiendo ropa o prostituyéndose o limpiando trigo, para todos nos parece claro que es tráfico de niños y trabajo de esclavo. Cuando eso mismo pasa con un niño futbolista. Cuando es un chico de 8 o 9 años el que se va a otro continente para trabajar en el fútbol, entonces nos parece una noticia que genera orgullo, que está bien, que resulta divertida y que es obvio que los medios la destaquen. Supongo que eso nos debería llevar a una reflexión más amplia y que tiene que ver con el fútbol de hoy.    




–¿Qué saben los grandes clubes acerca de cada una de las historias que se generan, por caso el niño de Bariloche? Para él, su familia y el entorno (los medios, etc.) es algo único y extraordinario, pero ¿lo es para esos clubes? ¿O se trata de la fantasía que venden los intermediarios?


–Los clubes de allá lo ven de manera diferente. Compran un chico que los ayude a ganar los campeonatos de menores, y que pueda llegar a ser una estrella. Todo lo otro, lo de lo que significa, no son cosas que entren mucho en el mundo de los negocios.


El drama es, precisamente, lo de los niños que no llegan. De eso se trata Niños futbolistas, de lo que pasa con ellos. En muchos casos, vuelven al origen, pero con el peso de una gran frustración en la espalda.


***
Comprar, vender… traficar se anima a escribir Meneses. Eso es lo que se hace por más que de la FIFA para abajo busquen guardar las formas al menos con el vocabulario. No se compra ni se vende a nadie, dice. Lo que se negocian son los derechos federativos y económicos de los jugadores, sean niños o adultos. Pero es una formalidad. La informalidad habla de compra–venta. De hecho, existe el mercado de pases.




Los niños no pueden ser negociados avisa la FIFA. Entonces los clubes contratan a los padres. Los compran. Les consiguen trabajo y vivienda, así la familia completa se traslada a Europa o donde sea y el chico juega en el club sin necesidad de desarraigarlo. O sí, el desarraigo será de todo el núcleo familiar.




Meneses se hace una pregunta inquietante que nadie parece querer darle respuesta: a qué limbo van a parar los niños que consiguen "salir" pero no alcanzan a "llegar".
El autor del libro finalmente dio con ese niño futbolista que buscaba para el protagónico del libero. Ahora, ¿cómo lo encontró? ¿cómo fueron las negociaciones y qué fue finalmente de ese niño? Meneses lo cuenta como nadie.

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