enero 08, 2014

A 8 AÑOS DE SU PARTIDA

GARRAFA SANCHEZ EN EL RECUERDO 


Hoy se cumplen 8 años de la partida de GARRAFA SANCHEZ, aqui transcribo el homenaje realizado en su momento mediante un Post en el sitio TARINGA 



Historia

José Luis Garrafa Sánchez fue un jugador del fútbol profesional de Argentina, nacido el 26 de mayo de 1974 en Buenos Aires. Jugó en diversos clubes de las divisiones de ascenso en la Argentina, así como también en la Primera División de Argentina y en el fútbol uruguayo. Falleció el 8 de enero de 2006 a las 15:20 horas, a la edad de 31 años, en la localidad de Laferrere, partido de La Matanza, a raíz de un accidente sufrido mientras realizaba acrobacias en su motocicleta, vehículo por el cual sentía una especial predilección.













Apodado "Garrafa", heredó el mote del oficio de su padre, el cual se ganaba la vida repartiendo garrafas. Según sus dichos, de no haber mediado su carrera dentro del fútbol hubiera tenido que realizar ese trabajo para poder subsistir.












Fue dueño de un gran dominio del balón y de una pegada formidable. Según se dijo dentro del ambiente periodístico argentino, poseía características dentro de su juego al estilo de Ricardo Enrique Bochini y de Diego Armando Maradona. Tenía un talento considerado en la jerga argentina de "Baby Fútbol", el cual le permitía desembarazarse de sus marcadores ocasionales en espacios reducidos o de realizar certeros remates dentro de lo que se dice "una baldosa".













Dueño de un fuerte carácter, solía mostrar más vistosamente su juego en los partidos más difíciles. Tuvo posibilidades de jugar en Boca Juniors, en el año 1996, bajo la dirección técnica de Carlos Bilardo, pero su pasión por el motociclismo hizo que fuera descartado de ser incorporado dentro de la plantilla de ese club. También tuvo la posibilidad de jugar en el Club Atlético River Plate, pero, por razones que van más allá del fútbol, las gestiones para su incorporación no prosperaron.















Fue definido como el "Símbolo del Potrero" por el entorno periodístico argentino, e incluso por el conductor radial Alejandro Dolina.
Según sus dichos en diversas entrevistas, siempre fue hincha de Deportivo Laferrere.













Clubes donde jugo:

Club Social y Cultural Deportivo Laferrere (Argentina) 1993-1997

Club El Porvenir (Argentina) 1997-1999
Club Atlético Bella Vista (Uruguay) 1999-2000
Club Atlético Banfield (Argentina) 2001-2005
Club Social y Cultural Deportivo Laferrere (Argentina) 2005












Trayectoria Futbolistica

Debutó como futbolista en la temporada 1993/94 del Nacional B, a los 19 años, jugando para Deportivo Laferrere, enfrentando a su clásico rival en las categorías de ascenso, Almirante Brown, el 26 de noviembre de 1993. A pesar de que su técnico, José Argerich, lo ubicó en la cancha en la posición de marcador lateral izquierdo, se las ingenió para hacer sobresalir su juego. Marcó su primer gol jugando para Deportivo Laferrere, en un partido disputado contra Colón de Santa Fe, a pesar de sufrir la derrota por 1-6. El arquero era Jorge Vivaldo.















Luego, en la temporada 1997/98, fue transferido al Club El Porvenir, situado en la localidad de Gerli, siendo el director técnico de esta institución el ex-árbitro Ricardo Calabria. El equipo transitaba la primera B del fútbol argentino. En esa temporada logra el ascenso con el equipo al Nacional B, siendo uno de los jugadores más destacados de la divisional. Allí fue compañero de jugadores como Hernán Adrián González, Iván Delfino, Marcelo Coronel, M. Franchini y Fernando Dubra, entre otros. Al final de la misma temporada, participa en el octogonal de repechaje para el ascenso a Primera A, perdiendo en las semifinales con Juventud Antoniana de Salta.














En el año 1999 emigró al fútbol uruguayo, al club Bella Vista. En este equipo consiguió la clasificación para la Copa Libertadores de América, la cual no pudo disputar debido a una enfermedad de su padre, que lo obligó a regresar a la Argentina en el año 2000.















Luego de un prolongado tiempo alejado de las canchas, aproximadamente 7 meses, retorna al fútbol en el Club Atlético Banfield, equipo en el cual se desempeñó entre los años 2001 y 2005. Allí sí logra jugar el torneo continental, dentro del marco de una recordada temporada 2004/05 de ese cuadro, en la cual pierde en cuartos de final con River Plate. Dos de sus actuaciones más destacadas dentro del cuadro del sur fueron estas: un partido frente a Nueva Chicago, en su debut en el club, en el cual derrotó por 6 a 1, anotando un gol a los 28 minutos del segundo tiempo.






El encuentro fue disputado en el Estadio Florencio Sola, en la localidad de Banfield. La otra actuación que lo tuvo como protagonista fueron las finales de ascenso frente a Quilmes Atlético Club, a fines de la temporada 2001, especialmente en la segunda final, el partido descisivo. Allí Banfield consiguió ascender a Primera División. 








En el año 2005 vuelve a jugar en el club que fue su primer amor, Deportivo Laferrere, hasta que a principios de 2006 se produce su trágico deceso.






Algunas Anecdotas:

Cuando lo nombran, sonríen. Aquéllos que compartieron vestuario con él (entre eso y ser su amigo, dicen, no había mucha diferencia), coinciden en el gesto. Las anécdotas les ganan de mano a las lágrimas. Y su esencia rebelde, su accionar de bromista empedernido, salen a la luz.







Oscar Blanco fue el técnico que llevó a Garrafa al Taladro en el 2000. Pero ya lo había padecido: "Yo dirigía San Miguel y lo enfrenté cuando estaba en El Porvenir", cuenta Cachín. "Ese día ganamos 3 a 0, y después del partido los dos hicimos declaraciones fuertes. El dijo que yo había mandado a mis jugadores a pegarle, y yo dije que se la banque. Ya ahí me atrajo dirigir a alguien con tanta personalidad. Y Forestello me insistió, después, para que lo llevara a Banfield. Lo cité en el bufet del predio y hablamos cara a cara. En el tercer partido opté por hacerlo jugar donde quisiera. Hacía desastres".










Cristian Lucchetti, por su parte, lo recuerda desde las entrañas del club que lo idolatró: "Se ganó a la gente. Me acuerdo las dos finales del Ascenso, contra Quilmes, en 2001. No terminamos con más goles de diferencia porque jugaba como si estuviera en el potrero. Lo terminé puteando. Sobraba las jugadas, podía patear y volvía a enganchar. Una vez entró a poco del final, contra Unión. Cobraron un penal, y Garrafa lo metió. En el festejo, tiró la camiseta a la tribuna. Cuando fue a pedir otra, se dio cuenta de que no había más. Se tuvo que quedar afuera, mientras Garisto le gritaba '¡No jugás nunca más, Gordo!'. Era un crack...".










Uno de los hombres que encontró en Garrafa al secuaz ideal para molestar a propios y ajenos, fue Adrián Manuel González: "Cuando llegó, para romper el hielo, le recordé un partido en el que lo había enfrentado, le pegué y lo saqué en camilla. Y me dijo: 'Es lo único que podés hacer vos'. Je. En la famosa final con Quilmes, como no la largaba, en un tiro libre le tiré: 'Dejá de jugar tu partido, hacé un gol y festejamos todos'. Me contestó: 'Andá atrás vos, burro, corré y dámela a mí'. La jugada terminó en gol... y en pleno festejo, me dijo: 'Vos no me abraces, que recién me puteaste'. Era muy calentón. Una vez en un casino de Santiago del Estero empezó a ganar, y me dio plata para que guarde. 'No me la des aunque te pida', me dijo. Empezó a perder, y me la pidió. Como no se la daba, empezamos a los insultos y casi nos agarramos a piñas. Terminamos en la concentración, él tirándome azúcar para que se me fuera la calentura y el resto mirando".










"En su debut, 6-1 a Chicago, hizo lo que quiso", contó Javier Sanguinetti, quien lleva todavía la camiseta de Banfield un poco pegada a la piel. Hace apenas siete meses que dejó de jugar, y en su memoria se mezclan la alegría de Garrafa como compañero con la nostalgia de haberlo perdido justo el día de su cumpleaños. "Antes de un clásico en el 2004, venía siendo suplente. Faltando días para el partido con Lanús, pasó por la puerta del cuarto de Falcioni, pensando que no estaba. La golpeó y dijo: '¡¿Cuándo me vas a poner, hijo de puta?!'. Mientras salíamos, se abrió la puerta y Falcioni le gritó '¡Nunca, Gordo!'. Terminó jugando...".

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