enero 08, 2014

HISTORIAS QUE MERECEN SER CONTADAS


LA LEYENDA DEL CEMENTERIO DE LOS ELEFANTES


Hoy en "UNA CARICIA AL ALMA" les voy a entregar una historia que un amigo me hizo llegar y tiene que ver con "EL CEMENTERIO DE LOS ELEFANTES" nombre que recibe el estadio de Colon de Santa Fè:



Los hermanos Ramos teníamos nueve y cuatro años, cuando sucedió en Santa Fe, Argentina, el acontecimiento que voy a narrar a continuación. Era la época del vino en botellas de vidrio color verde que podía ser marca Tarzán, Franja Amarilla o Viejo Viñedo, era el año 1964. Una alegría inmensa para nosotros: nuestro padre nos había llevado a la cancha de Colón, que años antes se llamaba estadio Eva Perón y seríamos espectadores de un acontecimiento imborrable que jamás olvidaríamos: El nacimiento de la leyenda del cementerio de los elefantes.





El mejor equipo de fútbol de todos los tiempos, "El Santos" de Brasil, multicampeón imbatible, con 43 partidos consecutivos sin conocer la derrota, con el mejor jugador del mundo, con Pelé, había llegado insólitamente a Santa Fe a jugar un partido con nuestro humilde y amado"Coloncito" el Club Colón de Santa Fe, que venía de una derrota el día anterior en Buenos Aires y ni siquiera participaba en la divisional A.







Los negros, como nos denominaron siempre, por aquel entonces proveníamos fundamentalmente de los barrios Sur, Centenario, Chalet, San Lorenzo y Roma, además de otros más alejados, como Barranquitas, nuestro barrio. Aparece en mi mente, cuarenta o ocho años después, la imagen de la tribuna de madera repleta de gente, muchos hombres de traje y todos agitando pañuelos blancos, sobre el césped los negros de un país que yo imaginaba muy lejano y misterioso llamado Brasil, lucían remeras, pantalones y medias de un blanco majestuoso.





Y allí estaba Pelé, ése era, estaba allí, nada menos que Edson Arantes do Nascimento, el que tenía el número diez en la espalda, junto a Coutinho y Pepe ¡ Como hacer para pararlos ¡ A mis nueve años los jugadores parecían colosos griegos! Años después el arquero Tremonti, sería mi ídolo a imitar. El Santos estaba de gira en Argentina y ningún equipo nuestro lo pudo derrotar, todos habían perdido, lógicamente.







E ilógicamente, el humilde Coloncito lo humilló con un histórico "dos a uno" que enloqueció a los negros brasileños y a sus representantes; que anduvieron tratando de convencer a Italo Giménez, el Presidente del club, para un partido de revancha a jugarse en Brasil, que nunca sucedió. Aquél día se consolidó la leyenda del cementerio de los elefantes, luego muchos otros "grandes" caerían arrodillados en el Brigadier López. Y voy intentar explicar lo inexplicable y si soy buen escritor lo lograré.





¿Qué significa ser un hincha de Colón? Primero hay que aclarar que es algo irracional, los sentimientos no son racionales ¿Cómo explicarte que yo lo ví al colorado Larpín rechazar una pelota en una "palomita" quedando paralelo al piso, suspendido, flotando en el aire, completamente horizontal a ochenta centímetros del césped? ¿Como explicarte joven colonista mujer o varón la emoción que se sentía cuando "Trapito", vestido completamente de rojo y negro abandonaba sus cinco masticables por un peso y arengaba a la multitud enardecida, agitando los brazos de pié en la tribuna al grito del "Dale negro, dale ne..." El corazón se me salía del pecho cuando la popular barra Santa Rosa de Lima ingresaba al estadio con sus bombos, trompetas y redoblantes para cumplir el ritual de la vuelta al estadio, entonando la marcha de Colón; estarían Ovidio, Cani Sosa y Gerardo Pavón, ojaláellos pudieran leer esto, como también el "Bambi" Araoz y "Poroto" Saldaño.




Enamorarse del sabalero, de la raza mítica es algo incontrolable como el deseo sexual, le sucede al médico y al lustrabotas, y Colón es eso : melange, adicción irracional e incurable, pertenencia e identidad psiquiátricamente inexplicable.





Colón es magia, cuando el negro sale a al cancha, delirio. Ayer era inconcebible la pobreza sin el colonismo, su esencia más profunda, era el representante de las orillas del Salado y del riacho Santa Fe, tibieza marginada, el ranchito de mi abuelo Gabino en barrio San Lorenzo y los gritos de mi papá festajando cada gol..





Hoy es el gigante, la raza legendaria que se identifica con las chicas más hermosas de Santa Fe. Te dejo sabalé, me voy en la marea humana sangre y luto que saliendo del estadio aquel 10 de mayo de 1964 recorre Zavalla y se pierde en la avenida Freyre, saludada por las ancianas que agitando pañuelitos blancos y lágrimas en sus arrugados ojos, festejan desde la vereda.



FUENTE:  GLOBEDIA 

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