julio 21, 2014

LA CLAUSURA DEL AUTODROMO DE BS AS

LA PALABRA DE UN PERIODISTA DE CORSA

El SITIO CORSA publica bajo la firma de AGUSTIN LAFFORGUE como fue la clausura previa del AUTÓDROMO DE BS AS , que aquí transcribo para mis lectores:




El sábado por la noche nos fuimos a acostar con la sorprendente noticia de que el Autódromo Oscar y Juan Gálvez de Buenos Aires había sido clausurado. Un hecho inédito en sus 62 años (fue inaugurado el 9 de marzo de 1952). Sin embargo, las esperanzas, de acuerdo a algunos indicios de las autoridades, estaban depositadas en que cuando el sol comenzara a calentar la mañana del domingo, las puertas del escenario porteño abrirían y que la clausura quedaría solamente en una -triste- anécdota. Pero ello no ocurrió. Por el contrario.




Con la faja que simboliza la clausura colocada en el acceso principal al Coliseo (qué poco queda de él), la incertidumbre comenzó a crecer. Más cuando Juan José Gómez Centurión, el responsable de la Agencia de Control y Habilitación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, habló. “Desde el miércoles que el Autódromo estaba inhabilitado. No había condiciones dadas en dos tribunas, en una de ellas (la Nº 4) hay un paredón que está endeble. También faltaban mangueras de incendios y tomas corrientes que no estaban habilitados. El licenciatario del lugar sabía de este riesgo”, afirmó el ex combatiente de Malvinas y que en la actualidad es funcionario porteño.





Pese a un intento fallido a las 9.23, el portón seguía con el candado puesto y la fila de autos comenzaba a crecer. Ya no eran suficientes el playón de ingreso al Autódromo ni los costados de la Avenida Roca, ni siquiera la bajada de la Avenida General Paz. Al mismo tiempo, la gente, que en algunos casos desconocían la situación, seguía llegando para vivir la fiesta. “No entiendo qué pasó. Justo el día de la carrera más importante del año sucede esto. Todo muy raro. El Autódromo está en perfectas condiciones”, se limitó a decir Carlos Soriano, quien junto a Gustavo Ronchetti tienen a cargo la concesión del predio.





Entre los autos y el público que iba y venía, llamados telefónicos a doquier, pilotos, titulares e invitados para los “200 kilómetros de Buenos Aires” del Súper TC 2000, trataban de encontrar una respuesta a lo que allí se vivía. “En lo social, en Brasil pasan cosas peores. Pero nunca me ocurrió esto. Claro que está claro que hay un problema, ajeno a lo deportivo, muy grande detrás”, nos decía el paulista Felipe Maluhy, quien compartió la conducción del Peugeot 408 con Julián Santero. Su compatriota, Carlos Bueno, también le dio a CORSA su parecer. “Soy un defensor acérrimo del automovilismo argentino y lo hago en cualquier parte del mundo. Pero llegar y encontrarse con un autódromo clausurado es indefendible. No tiene explicación y es una verdadera pena. No es mi caso porque conozco mucho cómo es, pero qué impresión se llevan aquellos pilotos extrajeron que vienen cada tanto o el público que se acerca por primera vez a un autódromo. Es muy triste esta situación”, afirmó Cacá.





También los locales, como el caso de Esteban Guerrieri, daban su parecer. “La verdad que me da mucha vergüenza, hasta tengo ganas de llorar. No entiendo bien qué es lo que pasa, pero es muy poco acertada la clausura un sábado a la noche. El Autódromo está así hace mucho tiempo”, aseveró el piloto de Mataderos. Su compañero en el equipo Toyota, Matías Rossi, coincidió con sus conceptos pero agregó: “Hay mucha maldad en la determinación. Pierde mucho el automovilismo con esto”.

 

Luego de una larga espera, minutos antes de las 11, las puertas del Autódromo se abrieron, la gente que aguantó (hubo varias familias que optaron por emprender la vuelta) ingresó rápidamente para colmar varias tribunas del Gálvez, incluso aquellas objetadas como la número cuatro, los pilotos que no durmieron allí hicieron lo propio, y todo fue volviendo, a un ritmo vertiginoso, a la normalidad.




Finalmente, el organigrama se reacomodó, lamentablemente quedando al margen la Fórmula Renault que no disputó la competencia dominical pese al pedido de los pilotos, y los 200 Kilómetros de Buenos Aires fueron una realidad. ¿En una situación fuera de la ley? Claro que pasada la adrenalina, por la competencia y por la clausura, deberán llegar las explicaciones. Son necesarias como agua en el desierto. ¿Fue una “devolución” de gentileza a Pablo Peón por sus críticas por el estado del Autódromo? ¿Fue una nueva muestra de la puga política entre el Gobierno Nacional y el de la Ciudad? ¿Fue lo que faltaba para que cambien las autoridades del Oscar y Juan Gálvez?





Lo concreto es que, luego de conocerse los motivos que fueron válidos para semejante determinación, se deberá atacar la crítica situación que atraviesa el escenario porteño el cual, cada vez que una categoría nacional lo visita, recibe más y más críticas. “Es lamentable cómo está. Da pena”, coincidieron varios protagonistas el fin de semana. “Acá no puede correr más el TC. No está en condiciones”, dijo, hace unos años, Diego Aventin cuando la lluvia provocó inundaciones y la cancelación de la actividad del viernes.
Es necesario, que de una buena vez, se tomen cartas en el asunto y dejen de escucharse acusaciones cruzadas mientras las instalaciones son acondicionadas mientras los autos están girando. Como también ocurrió este fin de semana. No puede seguir así. “El certificado de defunción estaba hecho, faltaba la firma. Y hoy se firmó. Será muy difícil volver de esto”, le dijo a CORSA una importante autoridad del automovilismo argentino quien prefirió guardar su nombre, pero que seguramente será consultado en su momento.


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