La época dorada de Boca Juniors a fines y principios del 2000 tuvo en Carlos Bianchi a su gran líder y, por detrás, pero al mismo nivel de idolatría a figuras como Juan Román Riquelme, Martín Palermo, Guillermo Barros Schelotto y tantos otros. En aquel entonces, era muy difícil competir con semejantes nombres en ese plantel y quien sabe de esto es Emiliano Rey.
En una charla con Bolavip, el ex delantero recordó lo que fue jugar en ese entonces en el Xeneize, compartir entrenamiento con Diego Armando Maradona y su carrera por clubes grandes de Sudamérica como Barcelona de Guayaquil, Deportivo Cali y Universidad de Chile. Hoy en día, disfruta su buen presente en Mar del Plata, su ciudad natal, al frente de su propio Centro Deportivo, el Centro de Formación Futbolística Emiliano Rey (CFFER).
Muchos hinchas de Boca pueden reconocer a Emiliano Rey por haber jugado un puñado de partidos de la mano de Bianchi, sobre todo, en la Copa Mercosur, donde incluso le marcó un gol a Flamengo en el Maracaná. Otro también lo pueden recordar por haber ingresado en el 2-1 ante River del 9 de febrero del 2000, que marcó la renuncia de Ramón Díaz como técnico del Millonario. Ese día, el’Virrey puso juveniles y Rey fue uno de los que entró en el segundo tiempo por Alfredo ‘Chango’ Moreno.
Pero, al margen de esos partidos, Rey ya había estado en Boca entrenando bajo las órdenes de Carlos Salvador Bilardo y también de Héctor ‘Bambino’ Veira. Precisamente, con el ‘Doctor’, no tuvo un buen inicio. “El primer día, con Fernando Navas, fuimos en un remis trucho para entrenar y el auto se rompió a mitad de la autopista. Llegamos tarde. Y ahí, Bilardo no nos quería ver ni en figurita y nos atendió el utilero. Directamente, no nos atendió nadie del cuerpo técnico. De penitencia, a entrenar con la Reserva“, reveló. Aún así, no renegó de ese mal arranque: “Aprendimos un montón en esa Reserva y es lo que hoy le intento inculcar a los jóvenes respecto a la disciplina, el orden y la conducta”.
–¿Cómo fue estar y entrenar en Boca?
–Boca siempre tuvo un plantel muy, muy numeroso. Nosotros entrenábamos todos juntos, la Reserva y la Primera en Empleado de Comercio (Ezeiza), que era un predio muy grande. A mí me toco estar en los tres procesos: con Bilardo, con el ‘Bambino’ (Veira) y con Bianchi. Siempre fue muy difícil jugar. Hoy le hablo a los jóvenes que no hay que mirar para el costado, que cuando uno se se cambia en un vestuario tiene que estar enfocado y quererse uno, de querer y tener las condiciones de que uno puede jugar y no mirar tanto a lo que tiene el de al lado. Porque cuando tenés tres, cuatro jugadores por puesto que juegan todos bien, si vos empezás a mirar para el costado es cuando empezás a mermar tu confianza.
-¿Había mucha diferencia en los ciclos de Bilardo, Veira y Bianchi?
–Lo que pasa es que no es tan sencillo. Hoy que tengo 50 años, entiendo todo. Hoy me doy cuenta de que el técnico exitoso es el técnico que absorbe toda la presión del futbolista, o sea, pasa hoy en River con Gallardo, los jugadores van y juegan. Yo tengo bien claro que cuando estábamos en la era de Bianchi, el equipo de trabajo era (Carlos) ‘el Toti’ Veglio, (Carlos) Ischia y (Julio) el Profe Santella. Y era tanta, pero tanta la confianza que tenía ese cuerpo técnico que llegaba el fin de semana, había un pizarrón escolar verde con tiza blanca y ponían ahí los concentrados. Y sea Independiente, San Lorenzo, jugar con River, Ferro o con cualquier equipo, eran todos iguales. El cuerpo técnico estaba descontracturado. Si sos futbolista y ves a la cabeza del grupo, lo ves súper tranquilo, entonces, vas y jugás sin presión porque la absorbe el entrenador.
En ese sentido, Emiliano Rey explicó con un ejemplo lo que Bianchi hizo, precisamente, para sacarle la presión a los jugadores. “Cuando acá en Mar del Plata renunció Ramón Díaz (el día del 2-1 de Boca a River por la Copa Ciudad de Mar del Plata en el 2000), que Bianchi puso todos suplentes, no hizo charla técnica, Carlos. Nos dijo que salgamos a divertirnos“, contó.
“Cuando a mí me tocó estar con Bilardo y con Veira, de la vereda de enfrente estaba Ramón Díaz, entonces no era sencillo. Y como entrenadores, apostaban a la experiencia. Y, salvando las diferencias, cuando yo estaba con Bilardo y Veira, todos los jugadores del plantel eran de jerarquía, con edad. Llegó Bianchi y sacó eso”, comentó.
Para Emiliano Rey, Carlos Bianchi fue el mejor entrenador de su carrera, por todo lo que le enseñó en Boca, pero no fue al único que destacó. “Los mejores entrenadores que yo tuve, por idea y planificación, en primer lugar, pongo a Carlos Bianchi; en el segundo, a César Vaccia en la Universidad de Chile; y ahí nomás a Gustavo Alfaro (NdR: lo dirigió en Quilmes) y a Rubén Darío Insúa, que lo tuve en Barcelona de Guayaquil, que llegamos a la final y perdimos contra Vasco da Gama en el ‘98. Todos grandes técnicos”.
–¿Qué destacás de cada uno de esos técnicos?
–Tanto Bianchi como Vaccia parecían psicólogos. Tenían a todo el grupo contento, a los 30 jugadores. Bianchi hablaba más conmigo, con ‘el Chaco’ Giménez, con ‘el Chipi’ Barijho, con Alfredo Moreno, con Ariel Carreño. Y capaz que ni hablaba con ‘el Mellizo’ (Barros Schelotto), con ‘el Chelo’ (Delgado) o con Martín (Palermo). Estaba en todos los detalles, era un psicólogo el tipo. Y Vaccia era igual. Eran ajenos a absorber toda esta presión que te dije, eran un témpano, no se le movían un pelo, no le temblaban el pulso. Después, Gustavo Alfaro era un tipo muy minucioso; decía el ‘4’ lo que iba a hacer, el mediocampista esto, te decía todo lo que iba a pasar; era un enfermo de la táctica, muy estudioso. E Insúa era muy de la vieja escuela, de tener bien al jugador, de protegerlo mucho; no mostraba debilidad y era muy cerrado, pero un fenómeno total.
–Hoy dirigir a Boca es difícil, sobre todo por lo visto en los últimos años. Parece que no hubiese una continuidad como si pasaba en procesos como el de Bianchi. ¿Por qué a Boca le cuesta tanto consolidar un técnico?
–En primer lugar, cuando yo jugaba había sólo dos periodistas y ahora hay dos mil periodistas. Yo he tenido diferencias con algún compañero, siempre ocurrió eso. Lo que pasa es que antes no era mediático. Los únicos dos equipos que venden son Boca y River, entonces, le pegan porque, además de eso, el que está en la gestión es Román, que es el ídolo máximo. Entonces, no es tan simple. No tenés respiro, no tenés paz. Todo el tiempo ocurre un escándalo. Yo he visto cada cosa, desde que Boca tenía un cabaret con Bilardo, que Maradona llegaba cada día con un vehículo diferente o que había ese folklore entre Ramón Díaz y (Mauricio) Macri. El dramatismo pasa porque muchos medios quieren trabajar, tener la nota y no tienen reparo en las cosas que se dicen.
Al llegar en la época de Bilardo y estar también con Veira en Boca, Emiliano Rey supo compartir entrenamientos con todas las estrellas que pasaron en ese inicio de etapa con Mauricio Macri como presidente. Y una de las grandes figuras fue, sin lugar a dudas, Diego Armando Maradona.
Emiliano Rey no fue un simple compañero de Maradona, sino que fue con el primer jugador de Boca que tuvo contacto antes del regreso oficial de Diego. “Cuando estaba entrenando con el ‘Bambino’, entrenamos a la mañana en Empleados de Comercio y el profe nos dice después del entrenamiento: ‘Ustedes, Fulano, Mengano y Sultano, vengan acá para 3 y media, 4’. Y cuando vos sos juvenil, no te explican nada, tampoco podés preguntar. Me fui y pensé que me bajaron a Reserva. Me acuerdo que estaban mis viejos, que me acompañaron y estábamos ahí con Emmanuel Ruiz, Catriel Orcellet y Sandro Guzmán y dos juveniles más”.
“Estábamos calentando y, por allá, escuchamos ruidos a caucho quemado. Se veía una camioneta bordó y era Maradona, que fue invitado por el ‘Bambino’ para que hiciera un rato de fútbol. Y nada, hicimos calentamiento en pareja y yo lo hice con él”, recordó.
–¿Cómo fue ese entrenamiento con Maradona?
–Podés imaginarte el miedo que tenía porque los ejercicios eran que yo tenía que pasarle la pelota a 5 metros a un costado y para otro, para que él me la devolviera con la derecha o la izquierda. Mis piernas estaban tiesas, con el temor a que éste me diga ‘pendejo, qué haces’. Hasta que él se comportó como un niño y me solté. Pasé la mejor tarde de mi vida porque parecía (Robert) Lewandowski y las clavaba de todos los ángulos. Tiraba centro él y yo definía. No podía creer que yo estaba dando paredes con Maradona. Quedó esa anécdota. Al día siguiente, salió una nota en el diario en la que me comparaban con (Gabriel) Batistuta, que me dieran una oportunidad, esto y lo otro. Inolvidable.
–Después se dio el regreso oficial de Maradona al poco tiempo, te lo volviste a cruzar…
A los 3 meses volvió al fútbol. Como todo juvenil, yo me cambié, estaba afuera del vestuario y él llegaba siempre tarde. Y esa imagen, que para mí era la de un rockstar, como si viera a Mick Jagger o más (sic) y venía frente a mí y no sabía qué hacer, porque él inspira un aura, una luz diferente. Yo no sabía si saludarlo y cuando lo tengo a dos metros, le voy a extender la mano, me abraza, me da un beso y me dice ‘qué haces Emi’. Me nombró por el nombre, y ahí casi me desmayo, las piernitas me temblaban porque no podía creer que este tipo, que estuvo una tarde conmigo hace tres meses, habrá visto dos millones de personas, y se acordaba de mi nombre, con una humildad y una simpleza, típica de los extraterrestres.
–¿Recordás alguna anécdota de lo ‘extraterrestre’ que era Maradona?
–Los sábados hacíamos pelota parada, iba Tito Pompei y varios más, e iban a patear tiros libres. Por ahí Diego las pateaba y las tiraba afuera, se iban anchas o dos metros afuera. Y bueno, un día ante Argentinos, a los ocho o diez minutos, clavó un golazo cuando nosotros, el día anterior, vimos que las tiró todas afuera. Al tipo le gustaban los partidos pesados, con presión, y colgó esa pelota en el ángulo. No lo podíamos creer.
Después del fenómeno Maradona, llegó otro fenómeno como Juan Román Riquelme, con el que Rey compartió vestuario en la Primera antes de irse definitivamente de Boca. A la admiración que le inspiró Diego, Román le genera una debilidad distinta.
–Y con Riquelme, ¿cómo era estar en el vestuario de Boca?
–Yo tengo una profunda debilidad por Román. Me peleo con todo el mundo porque es un chico introvertido. Todos somos especiales, en cualquier momento de la vida. Le pegan un montón y no lo merece. Con todo respeto, para mí, está por encima de todo. Tengo una profunda admiración de su fútbol, tiene un pincel en el pie. Jugué bastante con él y creo que la mejor versión, cuando jugaba con los botines Mitre con las tiras amarillas. Cuando volvió a Boca (2007) se hizo más pasador, volvió de Europa como un jugador más completo.
El ex delantero, quien supo trabajar en juveniles de Independiente y Quilmes, compartió grupo con Riquelme, además de otras figuras. “Christian Múñoz, Walter Samuel, Aníbal Matellán, Leche La Paglia, Emmanuel Ruiz, Fernando Navas, los colombianos Óscar Córdoba, el ‘Patrón’ Bermúdez, el Chino Pereda éramos todos de ese grupo”, recordó con nostalgia. “La verdad que éramos tranquilos. Jamás tuve problema con ninguno. Por eso, me emocionaba mucho por el cariño que tienen para conmigo”, agregó.
A tal punto quedó la buena relación que Rey reveló que todos los jugadores de Boca estuvieron cuando más lo necesitó. “Mi viejo cuando sufrió un infarto le mandaban videos de pronta recuperación. Guillermo se puso a disposición, lo mismo Martín y Román también. (Riquelme) Le hizo un video a él y mandó dos camisetas, uno para mi hija y otro para papá. Yo no le pedí nada, él es así, nunca va a decir los gestos que tiene. Es una persona que tiene su círculo, como todo. Yo, la verdad, valoro y soy muy privilegiado que tenga esa consideración conmigo”.
–¿Te quedó la espina de no jugar en Boca y tener que buscar minutos en otros equipos?
–No, todo lo contrario. Y lo hablo con mis pares. No extrañé Boca para nada. Tengo un paladar futbolístico que me identifico mucho con (César) La Paglia. Por eso me gusta Riquelme, me gusta Kaká, me gusta Toni Kroos, (Zinedine) Zidane, ese estilo de jugador. Digo esto porque no es un dato menor. Yo prefería jugar a la pelota, competir.
Para haber sido un jugador que no tuvo oportunidades en Boca, Emiliano Rey tuvo una destacada carrera en el exterior, sobre todo, en Sudamérica. ¿Por qué? Fue campeón en 1997 con Barcelona de Guayaquil y llegó a la final de la Libertadores que perdió ante Vasco da Gama en 1998; luego, fue campeón con Deportivo Cali del torneo colombiano en 1999 y también llegó a la definición de Libertadores (perdió ante Palmeiras) y ese mismo año también logró alzarse con el campeonato chileno con la Universidad de Chile.
Precisamente, esto le valió un apodo que se ganó en Chile justo cuando arribó a la ‘U’. “Cuando llego a U. de Chile me tildaron de ‘amuleto de la suerte’ porque venía de ganar con Barcelona en Ecuador gracias a Insúa y al ‘Chocho’ Llop, con Boca en el ‘98, y en el ‘99 con Deportivo Cali en Colombia, además de llegar a la final de la Copa Libertadores, aunque perdimos ante Palmeiras. En la ‘U’ también salimos campeones, la gente es muy afectuosa”, destacó.
–Antes de llegar a Chile, no la pasaste bien en Colombia, ¿qué problema tuviste con el técnico de Deportivo Cali?
–Con (José Eugenio) ‘Cheché’ Hernández. Me tenía montado en un huevo porque creía que yo le daba plata a la hinchada. Por ahí, por mi fútbol, por mi manera de jugar, creía que le daba plata a la hinchada, pero yo soy más bueno que Lassie. Si vos investigás, le preguntás a cualquiera que me conoce, te va a decir que ‘es un fenómeno’. Pero bueno, cuando yo estaba en el banco, la hinchada empezaba a pedirme y me tenía que poner.
–¿Tuviste algún enfrentamiento o te pasó algo fuerte con él?
–En las concentraciones, me daba comida que eran propias de la zona como sancocho de pescado, cosas así, pero como el tordo (doctor, sic) del club me quería mucho, por ahí me daba arroz o unos fideos blancos. Un día se enteró de esto y se calentó. Me dijo barbaridades en el almuerzo delante de todos, que nosotros (los argentinos) éramos unos muertos de hambre, que no sabemos comer, esto y lo otro. Nunca le respondí nada.
Si bien el ex futbolista lo relató con humor, lo cierto es que no la pasó bien en Cali, pese a que había llegado por recomendación de Óscar Córdoba y ‘Chicho’ Serna. “Me fui hasta la casa del presidente y le pedí llorando que quería irme del club. Fui y le conté todo lo que me hacía padecer este señor. Habíamos salido campeones de Colombia, pero me quería ir”, recordó.
Aquel Deportivo Cali tenía un equipazo con Rafael Dudamel en el arco, con Andrés Mosquera y Mario Yepes en el fondo, con Gerardo Bedoya, Alex Viveros y Mayer Candelo en el medio, entre tantas figuras. Se fue por sus problemas con ‘Cheché’ Hernández en un intercambio con Edison Mafla.
Al tiempo, volvió a irse al exterior, pero en un fútbol árabe que no era lo que es ahora. Jugó en el Al Ain de los Emiratos Árabes Unidos junto a otros dos argentinos como Sergio ‘La Bruja’ Berti y Javier ‘Mono’ Claut. “Fue un desastre. Los árabes no sabían jugar a la pelota, cero“, cuestionó.
“Una vuelta, ‘la Bruja’ Berti estaba empecinado con un árabe, que parecía ‘el Pingüino’ de Batman, parecía un bebé, tenía una pancita… No tenía músculos en la pierna, parecía de todo menos un deportista. Tanto le hinchó las pelotas Beti al técnico, que era Óscar Fulloné, que lo mandó a entrenar a la Reserva a este árabe. Al otro día, volvió a entrenar en Primera y no entendíamos. Lo que nos dijo un dirigente fue que era hijo de un accionista del club y tenía yacimientos petrolíferos. El ‘Mono’ estuvo un mes, Berti, tres meses y yo me quedé seis meses“, contó.
Después de un paso frustrado por Italia, Emiliano Rey volvió a Argentina para jugar en Aldosivi, es decir en su Mar del Plata natal. Sin embargo, no se adaptó y hasta criticó el mal manejo de los clubes del Federal en aquel entonces.
“Me costó muchísimo, ahí ya sufrí bastante. Venía de equipos grandes, en todos, incluyendo Al Ain, por estructura, por pago de salarios, la prolijidad, por todo. Y en Aldosivi, empecé a ver todo lo que se habla en la tele, el tema de los incentivos y toda esas cosas, el no cobrar“, criticó sobre los manejos de aquel entonces
“La verdad siento el fútbol de una manera muy particular, me gusta jugarlo y ya cuando pasan esas cosas, no conozco a nadie que juegue bien estando triste. Si vos estás contento, vas a jugar bien, pero si estás triste o enojado, o te pasa algo, es muy difícil que puedas rendir, que puedas sobresalir. Fue un poco lo que me fue llevando al retiro“, expresó.
Después del retiro, Rey estuvo trabajando en la parte de representación de jugadores junto al ex jugador Leo Rodríguez donde recomendó, por ejemplo, a Nahuel Molina. “Cuando yo me fijé en Nahuel, no era el Nahuel Molina de ahora, sino que estaba en la Reserva de Boca. Fue toda de él, tiene carácter, una personalidad hermosa, muy humilde. Sigue siendo el mismo y eso es fundamental, por eso el presente que tiene”, declaró sobre el campeón del mundo.
Al mismo tiempo, jugó en el famoso Sénior de Boca, proyecto que tuvo a ‘Pepe’ Basualdo como uno de los encargados junto a ‘Richard’ Coppola, ex vocal ‘xeneize’. En ese equipo estaban la ‘Tota’ Fabbri, Walter Pico, (César) La Paglia, (Chipi) Barijho, (Ariel) Carreño, (Ariel) Rosada, ‘Chavo’ Pinto, (Raúl) Cascini, ’Chelo’ Delgado, ‘Chicho’ Serna, entre otros.
Sin embargo, allí, empezaron los problemas. “Jugamos un torneo en Varela y ahí sin querer como que me empezó a hacer un poco de ruido en lo emocional volver a reencontrarme con compañeros de otros equipos, con Román y con Palermo, entre otros”, tiró.
“Cuando me deja el fútbol a mí, no canalizo ese luto. En 2008, cuando falleció mi mamá casi no lloré por una cuestión familiar, de ser el sostén de mi hermana, de mi sobrina, de mi papá. Al tiempo, eso brotó”, siguió. “Un día me levanté mal emocionalmente, con ataques de pánico, y me volví a Mar del Plata“, sintetizó.
A la hora de explicar esto, expuso un problema que aquejó a múltiples ex futbolistas y que se trata de pelear en el presente. “Los futbolistas en sí, no somos todos iguales. Cuando uno deja de jugar profesionalmente, terminás a los 33, 35 o 36 años más, años menos, se acabó, se baja una persiana y se acabó. La soledad, el silencio, extrañás el aliento, la puteada, el vestuario, la adrenalina, la atención. Todo eso no lo conseguís nunca más”.
“Sólo los Gallardo, Guillermo, Simeone, Verón pueden seguir, después el 80 por ciento de los jugadores pierde esa adrenalina. Ahora cambió todo, pero en mi época, yo tengo 50, no había nada de todo esto. Y hay muchos muchachos que la pasan mal de verdad. La salud mental te liquida“, opinó.
Por suerte, en Mar del Plata, encontró su refugio y su forma de seguir conectado con el fútbol. “Me volví a mi ciudad a trabajar de esto en lo que estoy hoy, mi Centro Deportivo. No pensé que me iba a ir tan bien. Ya he mandado muchos chicos a Buenos Aires, a Ecuador, a Italia. Ahora mando uno a Chile, a Unión Española. Así que, muy contento”.
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