Daniel Jaule es un entrenador que dirigió a Pico FC e Independiente de General Pico, Quimsa de Santiago del Estero, Olímpico de La Banda, entre otros clubes de primera y TNA, así como también se desempeñó en la liga de México. Desde hace unos años está en silla de ruedas pero eso no lo hizo bajar los brazos, sino que lo motivó para demostrar que puede ser un gran técnico. Mientras define su futuro (que estaría entre la tierra azteca y Venezuela), nos contó una serie de anécdotas y conceptos que van de lo gracioso a lo reflexivo.
En cuanto a los equipos que jugaran como yo quería, en realidad hay varios que me gustaron o que uno se siente reflejado en su filosofía, que en definitiva es el objetivo final, pero la verdad que que en Pico FC de La Pampa en la temporada 93/94, en la cual después terminamos ascendiendo a la Liga Nacional A fue un equipo inolvidable. Además por el hecho que sólo eran siete jugadores más los juveniles. El de Independiente de La Pampa que terminamos segundos también, y uno del exterior podría ser el de Pioneros de Cancún, que nos clasificamos para la Liga de las Américas el año pasado.
El lugar donde mejor la pasé y que es como mi segunda casa es en Santiago del Estero, una provincia a la cual quiero mucho y será por siempre.
Creo que la carrera tiene situaciones buenas y malas, lo que sucede es que el entrenador es el primer responsable o el primer fusible; todos hemos estado alguna vez meses sin cobrar o peleando por no descender o en clubes que no estaban preparados para el profesionalismo. Lo que a veces molesta es que personas que no saben si a pelota es cuadrada o redonda son las que al final terminan hablando de uno o del trabajo, pero es parte de las reglas.
La más linda es cada vez que ganás y ves la cara de felicidad en tus jugadores, y en cuanto a la situación más difícil hay varias cuando la Liga estaba comenzando y tenías que ir a canchas bravas, donde muchas veces te costaba salir, pero eran otros tiempos.
Desde que la Liga se inició por supuesto que todo fue mejorando pero antes había más folklore, por decirlo de alguna manera. Estando en el TNA jugamos el quinto juego en Madryn frente al Deportivo, volvíamos en el micro y de noche abrí los ojos y no veía ni al que tenía al lado, era una masa de humo increíble dentro. Se nos estaba incendiando todo y el chofer como si nada. Ese viaje tardamos 40 horas hasta Santiago del Estero con Quimsa; lo más lindo es que el chofer decía que eso le pasaba siempre y que se apagaba solo, una locura.
En la carrera de un entrenador pasan muchos jugadores y a lo mejor uno se destaca por su personalidad, otro por su talento, otro por sacrificio, pero como los mejores que dirigí podría nombrar al Gallo Pérez, Miguel Cortijo, Chuni Merlo, Gabriel Míkulas, el Negro Malara, Facundo Sucatzky, sería muy larga la lista.
Si te tengo que hablar de un "personaje", te nombro a James Parker, a quien tuve primero en Pico FC cuando ascendimos y después como nacionalizado en Quimsa de Santiago del Estero. Con el correr del tiempo tenía más modismos argentinos que nosotros, lo vi desde bailar en una comparsa como estar en un paravalancha de la hinchada de Mitre de Santiago porque vivía cerca de la cancha.
Mis últimos tres años prácticamente los pasé en México, un país con una infraestructura tremenda, unos estadios increíbles, se viaja en avión, pocos viajes en micros salvo cerca, muy buenos hoteles, pero a veces hay equipos que no hacen pretemporada para ahorrar un mes y terminan pagándole a un extranjero 20.000 dólares, una dicotomia rara.
Me parece que lo mejor de la Liga argentina es que, a pesar de todo y año a año, se mantiene y se respeta una cierta estructura que a otros países le es difícil poder encuadrar. Por ejemplo, con nuestra indosincracia y las posibilidades que existen en México, nuestra liga sería de lo mejor del mundo.
Tengo buena relación con la mayoria de los técnicos, muchas veces nos consultamos cosas, lógicamente en su gran mayoría es por jugadores. Un gran amigo con el cual estoy en permanente contacto es Flor Meléndez, con argentinos hay varios pero si me olvido de alguien me matan.
Al principio me he topado con que perdí trabajos por estar en una silla de rueda, es decir muchas veces los dirigentes se preguntaban ¿y cómo hace? ¿y como viaja? etc., etc. Y yo en mis adentros decía "igual que vos", qué le iba a decir, jaja. Es un tema superado, la silla es parte de mí y no me amarga si tengo que subir una escalera o que me levanten entre cuatro para llegar a un lugar, ya es parte de mi vida.
Por supuesto que soy mucho mejor entrenador ahora que antes: el accidente que tuve hace que tu cabeza cambie, le das la real importancia a cada cosa, no te preocupás por idioteces; soy un obsesivo de lo que hago, me preparo todos los días para estar mejor, aprovecho cuando estoy libre para seguir perfeccionándome. Hice además una carrrera para la gerencia deportiva y las veces que me ha ido mal no me quedo con eso; es la mejor experiencia para seguir sabiendo de tus errores para no volver a cometerlos, pero además para saber quién es quién en los momentos dificíles. Me considero un profesional cien por cien y no puedo en esto dar ventajas porque es de lo que vivo; siempre tengo una frase: A MI QUE ME ABRAN LA PUERTA, DESPUÉS YO ME ENCARGO DE DEMOSTRAR QUIÉN SOY... sólo abrimela. .´
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