abril 03, 2013

EL DIA EN QUE TRAVERSO GANO EN LLAMAS

FUE UN DIA COMO HOY EN GENERAL ROCA 

Un dia como hoy pero de 1988 JUAN MARIA TRAVERSO escribió una de las páginas mas doradas de su trayectoria deportiva y del automovilismo ARGENTINO cuando envuelto en llamas gano en GENERAL ROCA



Aqui el articulo publicado en su momento en el sitio CORSA

Por Néstor Carbia
Fotos Enrique Bianco
Artículo publicado en la Revista Corsa Nº 1.135

El auto de Traverso en llamas. Igual ganó la carrera. 
Tres fines de semana sin ir más abajo que al segundo escalón del podio casi lo diría todo. Es muy posible que todos los adjetivos que quisiéramos utilizar para definir el momento por el que está atravesando Juan María Traverso, no logren dimensionar el verdadero nivel de su talento, jerarquía y calidad de ídolo. En General Roca, como siete días antes en Villa Carlos Paz, la gente no podía creer lo que estaba observando.

Cuando Silvio Oltra, con Juan María colocándole la trompa de su Fuego debajo del baúl de la del campeón, alcanzo a Carlos Crocco en la zona de frenaje de la horquilla, eligió la cuerda como lugar de "sorpasso". Como le estaban sacando la vuelta, Silvio interpretó que Carlos los había visto y les iba a dejar ése lugar libre. A su vez, Crocco pensó que los dos iban a ir por afuera y se quedó en la zona de transito que venía circulando. Conclusión: Traverso los superó a los dos en la misma maniobra y tomó la vanguardia. Oltra tuvo que frenar para no pegarle a la Sierra y se coló detrás de Traverso pasando también a Crocco, pero sin resto para discutirle en ese momento la posición.

Parecía que todo estaba definido. Faltaban cuatro giros y todos sabemos la experiencia que tiene Traverso para "aguantar" las carreras, y sobre todo cuando está en la punta. Oltra había tenido una larga charla el sábado con Rubén Benavídez analizando el planteo de carrera que podía darse al otro día. De ese diálogo surgió la certeza de que la carrera iba a ser "áspera" en la punta. Que podía haber roces y que nadie iba a regalar nada.


El momento en que Traverso pasa a Oltra y Crocco en la misma maniobra.
Había varios candidatos que tenían mucho para ganar y nada para perder. Traverso, Gayraud, Bessone, Maldonado, Etchegaray venían de magras performances en Mar del Plata y un buen resultado se imponía para ellos, sin ningún tipo de sacrificios. Las alternativas de Guerra y de Cocho Lopez eran diferentes. Ellos venían de buenos resultados en la primera carrera y había que tratar de mantener las posibilidades de seguir sumando puntos gordos.

Oltra, por su parte, tenia la necesidad de hacer lo propio, pero con más responsabilidad aún que aquellos, ya que el había ganado en el mar, y era puntero del campeonato 1988, y luce la corona de 1987. Moraleja: el dúo Oltra - Benavídez había decidido en el análisis de la carrera que había que andar fuerte, buscar la punta si era posible, pero no arriesgar la integridad del auto corriendo el riesgo de quedarse a pie y sin puntos. Entrar en el juego de los posibles roces era letal para ellos. Quizá sea por ello que cuando el "Flaco" de Ramallo tomó la punta, y en seguida su motor comenzó a humear Oltra, fue muy cauto al buscarlo.

El conducto de aceite que se había cortado de la cupe de Juan María hacia que el lubricante cayese por todos lados, pasando por la rueda trasera derecha de la Fuego blanca y bañando el parabrisas de la dorada de Oltra. El resto se desparramaba sobre el piso y ponía la pista casi intransitable, por lo menos al ritmo de los tiempos que venían haciendo los punteros.


Traverso y Oltra cruzaron la meta pegados.
Así fue que Traverso fue elevando sus tiempos de giro a razón de casi un segundo por vuelta, mientras hacia malabares para llevar la Fuego en medio de una humareda infernal que la envolvía por todos lados e invadía el habitáculo. Medio ahogado por el humo que producía el aceite al derramarse sobre los escapes calientes, Traverso abrió totalmente la ventanilla para poder respirar y, mientras trataba de "adivinar" donde estaban la pista.., y también el campeón.

Oltra, por su parte, circulaba 24/100 por detrás de la Fuego número 2, pero sólo por instinto, ya que entre el humo y el aceite no veía nada. Intentar pasar en esas condiciones era difícil, y tratándose de Traverso, podríamos decir que imposible. Había que apostar -con frialdad e inteligencia- a ver si aguantaba o no el impulsor de Juan María. Llegó con lo justo. En el recuperador, casi no quedaba lubricante. El manómetro de la presión de aceite bajaba irremisiblemente y el motor perdía rendimiento.

El final fue apoteótico. Silvio lo buscó, pero no le alcanzó y perdió por sólo 26/100. Fue superado por un grande de verdad. Traverso se quedó con todos los aplausos y con el desborde del público que lo llevó en andas hasta el podio. Pero Silvio obtuvo quince puntos de oro, como el mismo lo expresara luego, que le permiten mantener una ventaja holgada en la vanguardia del campeonato. Una impecable tarea de los dos, y un final como Traverso nos tiene acostumbrados. ¿Se acuerdan de Pigüé 1986?




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