abril 30, 2020

LA GRAN PROMESA DEL BÁSQUETBOL FEMENINO DE ESTADOS UNIDOS

CONOCIENDO A SABRINA IONESCU

SABRINA IONESCU es la GRAN PROMESA DEL BÁSQUETBOL FEMENINO DE ESTADOS UNIDOS.




Este es el informe DE "INFOBAE":


Completamente vestida de negro, Sabrina Ionescu sube unos escalones y se para frente al atril. Casi sin sacar la vista del papel y con un tono que no admite variaciones, da su discurso sobre el escenario armado en el Staples Center de Los Ángeles. Son siete minutos en los que la jugadora de básquet de 22 años trata de resumir el vínculo de admiración y de amor que la unía a Kobe Bryant, su gran ídolo y mentor, y a su hija Gianna.


Ese día, en el memorial organizado para rendir homenaje al astro del básquet y a su pequeña hija, trágicamente fallecidos el 26 de enero en un accidente de helicóptero, Ionescu fue una de las oradoras. Horas más tarde, honró el legado de Kobe e hizo historia dentro de una cancha de básquet: con la camiseta de las Oregon Ducks se convirtió en la primera persona -tanto en mujeres como en varones- en superar los 2000 puntos, 1000 rebotes y 1000 asistencias en la NCAA, la poderosa liga universitaria de los Estados Unidos.


El impresionante registro fue el broche de oro del camino que la condujo a ser la jugadora número uno en el draft de la WNBA (la liga femenina de básquet de los Estados Unidos) del 2020 -que se hizo de manera virtual por la pandemia de coronavirus- y a ser elegida para jugar la próxima temporada con las New York Liberty.


“Esto es para él”, dijo Ionescu a la prensa una vez finalizado el partido del récord, en referencia a Kobe. Reveló, además, que había hablado con Black Mamba en varias ocasiones durante la pretemporada sobre la posibilidad de lograr ese registro y agregó: “Debe estar mirando desde arriba y debe sentirse orgulloso y feliz por este momento que estoy viviendo”.



Hija de inmigrantes rumanos -su padre llegó a Estados Unidos en busca de asilo político a fines de la década del 80’ y cinco años después logró juntar el dinero para pagar los pasajes de su esposa y su hijo mayor-, Sabrina Ionescu y su hermano mellizo Eddy nacieron el 6 de noviembre de 1997 en California.


Eddy fue la carta que permitió que Sabrina desarrollara su pasión por el básquet. Por eso hasta el día de hoy es su gran compañero. Mientras de chica sus padres se preocupaban porque su única hija mujer no jugaba con muñecas y, más adelante, las autoridades escolares se preguntaban por qué la jovencita no tenía amigas mujeres, fue el hermano mellizo el que la incluyó en los partidos con sus amigos y el que comenzó a elegirla en primer lugar a la hora de formar los equipos. 



Como muchas deportistas, Ionescu hizo sus primeros pasos jugando al lado de los varones.



Con el tiempo -y jugando en la posición de base- se unió al equipo de su escuela secundaria (Miramonte High School) y, a la hora de elegir una Universidad, se tomó su tiempo. Finalmente, entre las muchas opciones que tenía disponibles por ser una de las jugadoras jóvenes más destacadas del país, tomó la decisión de ir a Oregon y sumarse a las Ducks. Sus compañeras recuerdan que, incluso como una novata, se enojaba y les gritaba en las prácticas cuando cometían un error. “Intensa”, “obsesiva”, con esas palabras la han calificado quienes más la conocen.



Las actuaciones de Sabrina fueron deslumbrando cada vez más a los fanáticos. Año a año iba consolidando su juego y transformándose en la gran estrella del equipo. De jugar en un estadio vacío, pasó a convocar a más de 7 mil fanáticos en cada partido. Fue así como, a principios de 2019, cuando cumplió los 22 años, todos aventuraron que se volvería profesional y daría el gran salto a la WNBA. Su pasaporte a la liga de mayores estaba asegurado: sin dudas, sería la número uno en el draft. Sin embargo, la joven tenía otros planes. En una extensa carta, y de manera inesperada, anunció que se quedaría un año más con las Ducks para cumplir su enorme anhelo de ganar un título. En el escrito había un nombre que se repetía una y otra vez: Kobe Bryant.


Sabrina y Kobe se conocieron en enero de 2019 cuando el ex basquetbolista fue a ver un partido de las Ducks ante la Universidad del Sur de California (USC) junto a su hija Gianna y dos compañeras de equipo de la pequeña. Una vez terminado el encuentro y sellada la victoria de Oregon, Black Mamba y Gigi fueron a los vestuarios a saludar a las ganadoras. Fue el comienzo de una amistad breve pero profunda.



“Si yo era el presente del básquet, Gigi era el futuro, y Kobe lo sabía, por eso empezamos a construir ese futuro juntos”, dijo Sabrina en su discurso en el Memorial. Luego de aquel primer encuentro, Ionescu comenzó a practicar con Gianna y se hicieron grandes amigas. También ayudó a Kobe a entrenar al equipo de la pequeña y el ex jugador de los Lakers la tomó como su protegida. Las llamadas con consejos para fortalecer su juego y su mentalidad se volvieron constantes. A cada partido le seguía un mensaje. A cada triple doble, un emoji.



Kobe, incluso, grabó un video para un reconocido canal de deportes en el cual explicó a detalle las características técnicas de Ionescu. Las imágenes se viralizaron y Eddy fue el encargado de enviárselas a Sabrina a través de un mensaje a su celular. Su primera reacción fue de susto: pensó que alguien había sido capaz de descifrar todos sus trucos y que sus rivales lograrían dominarla. Tras mirar el video “un billón de veces”, según sus propias palabras, sacó una nueva conclusión: la idea de Bryant era desafiarla, retarla a renovarse constantemente, la estaba obligando a ir por más. En ese momento decidió escribir la carta y anunciar su continuidad en las Ducks de cara a la temporada 2019-2020. Su sueño de conseguir el título con su equipo universitario estaba en marcha.



Su continuidad en la NCAA también la llevó a la selección de Estados Unidos, en la que ya había estado en las categorías juveniles. A pesar de que nunca había jugado en ese formato, fue convocada para el básquet 3x3 en los Juegos Panamericano de Lima. Sabrina admitió que ni siquiera sabía las reglas del juego, pero no solo las aprendió rápido sino que las dominó con gran soltura y se colgó la medalla de oro tras vencer a Argentina en la final.



Todo iba encaminado para Ionescu: era la estrella de la liga universitaria, la prensa le daba cada vez más espacio, contaba con su gran ídolo como mentor y tenía prácticamente asegurado su futuro como profesional. Pero la tragedia la golpeó: Kobe y Gianna murieron trágicamente cuando cayó el helicóptero en el que se trasladaban hacia un partido de Gigi. Producto del accidente perdieron la vida otras siete personas, entre ellas dos compañeras de equipo de la pequeña, a quienes Sabrina no solo conocía sino que también había entrenado. Luego, la pandemia de coronavirus interrumpió la liga y le quitó la posibilidad de alcanzar el título con las Ducks. 



“Este fue mi año más duro”, escribió en sus redes sociales tiempo después.
Tan fuerte era el lazo que la unía con el astro del básquet y su hija, que la joven basquetbolista fue elegida para dar uno de los discursos en el Memorial celebrado el pasado 24 de febrero en Los Ángeles. La californiana fue parte de una lista de oradores que encabezó Vanessa Bryant, la viuda de Kobe y madre de Gigi, y que incluyó a estrellas de la talla de Michael Jordan y Shaquille O’Neal. Durante su alocución, Sabrina reveló que aún le envía mensajes al celular de Black Mamba, a la espera de una respuesta que nunca llegará.


Tras decir sus palabras, Ionescu tomó un vuelo y se fue a jugar el mencionado partido del récord con las Ducks. Antes de salir a la cancha, rezó. Ese día no solo batallaba con la angustia de la pérdida de dos entrañables amigos, también estaba afectada por una fuerte gripe y por los habituales vómitos que sufre por los nervios previos a los encuentros.



Desde las gradas la miraba nada más ni nada menos que Stephen Curry. Como si la historia volviera a escribirse, el jugador de Golden State Warriors llevó a sus hijas al partido para que pudieran ver a Ionescu en acción. “Tiene una grandeza sostenida”, dijo el tres veces campeón de la NBA cuando le preguntaron por los impresionantes registros de Sabrina.



En las últimas semanas, Ionescu y Curry entrenaron juntos, respetando el distanciamiento social (en Estados Unidos la cuarentena no es obligatoria y cada Estado dicta sus recomendaciones a los ciudadanos). Sabrina y Stephen se conocen hace unos años y tienen una relación de mutua admiración. En varias ocasiones, ella se ha referido a él como “un hermano mayor” y ha revelado que en los últimos meses el jugador de la NBA le enviaba mensajes diarios tratando de convencerla de que firmara un contrato con la marca de indumentaria Under Armour. Ni insistencia ni la amistad que los une rindieron sus frutos y Sabrina se decidió por Nike.



Como todos los pronósticos lo indicaban, Ionescu fue la número uno del draft de la WNBA en el 2020 (ceremonia virtual en la que se rindió homenaje a Gigi Bryant y sus compañeras de equipo fallecidas) y fue elegida por las New York Liberty. Allí comenzará su carrera profesional cuando las actividades se reanuden. Seguramente antes de jugar su primer partido en las grandes ligas vuelva a escribir al celular de Kobe. Su legado vive en ella.


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