ANGEL FRANCISCO "EL NENE" TRAVECINO
En esta secciòn denomianda : "UNA CARICIA AL ALMA" algunos recuerdos en frases extraìdas del DIARIO RIO NEGRO de ANGEL FANCISCO "EL NENE TRAVECINO"
(.....)como en 1968 y 1970, nos quedamos con la Copa de Campeones que organizaba el diario con los ganadores de las ligas de Río Negro y Neuquén. Era un fútbol más lento, y yo sacaba ventaja con el pique corto.
Y hacía goles, tenía eso. Era derecho, pero con los años aprendí a darle de zurda. Y tuve la suerte de que el DT Jorge Miranda me enseñara el arte de saltar a cabecear: con el tiempo le saqué provecho. Siempre les digo a los chicos que el delantero tiene que ser caradura, no tiene que tener vergüenza, tiene que probar al arco
En aquella época se pegaba mucho, los centrales eran cojudos, hombres recios, no las defensas jóvenes de ahora. Y con este fisiquito, me daban sin asco: por cada una que ponía yo, me comía diez. Codazos, trompadas, patadas, planchazos... Pero era guapo, me levantaba y hacía como que me sacudía la tierra, como si dijera 'no me vas a asustar'. Me acuerdo de un clásico contra Cipolletti. Ya jugaba en Deportivo Roca después de la fusión entre Tiro Federal, Italia Unida y el Río Negro.
Antes de un córner, se estaban dando tanto que pensé 'acá cobro' y me fui afuera del área grande, a la medialuna. Y me cayó el rebote justito. Le di como venía, pasó por arriba de los grandotes y se clavó en el ángulo del arco que da a Mocciola. Golazo. Esa vez fue suerte, pero otras veces hacía goles porque estaba dónde tenía que estar, porque leía la jugada y me anticipaba. La suerte influye, pero hay que saber ubicarse.
Otro gol que me acuerdo fue contra Independiente de Neuquén en la final del '68, allá. Perdíamos 3 a 1, faltaban 10 minutos y la gente se iba. Carrasco puso el 3 a 2. Y cuando faltaban 2 minutos le hacen un foul a Paolucci.
Le entró tan fuerte al tiro libre que le salió un tiro recto, atiné a saltar, me pegó en la cabeza y adentro. 3 a 3. ¿Si tiró al arco o centro? Y, él decía que fue centro, siempre me cargaba: 'Con mi centro te hiciste famoso', me decía. En el alargue ganamos 5 a 3, una locura.
En Tiro jugué con una leyenda, Omar Oreste Corbatta, aquel tremendo wing derecho de Racing y la Selección. Era clavado que le hacían foul cuando gambeteaba buscando el desborde. Y en el tiro libre le pegaba de una forma que la pelota salía fuerte y recta y después doblaba, como que retrocedía.
Yo la cabeceaba de frente, casi sin saltar. Hice varios goles así. Decían que estaba viejo pero tenía, 33, 34, no era viejo. En Tiro también tuve de técnico a otra leyenda, Mumo Orsi, el argentino que había sido campeón del mundo con Italia en 1934 porque se había nacionalizado.
Después me llevó a jugar a Mendoza, al Gutiérrez Sport Club. Y cada vez que el equipo la perdía, gritaba '¡Nene!, ¡Nene!', un poco porque ya no veía bien y no se daba cuenta de que no la había perdido yo, y otro poco porque como me había llevado se sentía responsable y prefería echarme la culpa a mí... En el fútbol pasan cosas así.
Fijate lo de Viedma. Me mandaron a hacer la colimba y por una reglamentación, tu club de origen no se podía oponer a que jugaras en un club de la zona donde hacías el servicio militar. Y mi presentación en Sol de Mayo fue antes de empezar la colimba.
El rival era un equipo brasileño que había jugado la Libertadores. Salimos 2 a 2 y yo hice los dos nuestros. No sabés lo que fue... estaban todos locos. Cuando salí del vestuario vi a un tipo que me esperaba. Era el jefe de Distrito, un teniente coronel. Dijo que había venido a presentarse y darme la bienvenida. Terminamos los dos de copetines a la madrugada, era más atorrante que yo.
Mal no la pasé. Entraba al Distrito a las 7 y me iba al mediodía. Y a la tarde trabajaba en el bowling del club. Hice buena guita. Pero pasó el año y no me querían dar la baja para que siguiera jugando, así que hice dos años de colimba. Después siguieron muchos años en el Depo. El fútbol me dio de todo: goles, historias, alegrías, amigos y el reconocimiento de la gente.
Cuando colgué los botines me sentí como vacío, si jugar era lo único que sabía hacer. Gracias a mi familia y a mis amigos logré encarrilarme en la vida y salir adelante. Y ahora les enseño a los chicos, cosa que me da mucho placer. Ahora soy DT Nacional de Fútbol. ¿Por qué me dicen Nene? Viene de mi casa, de cuando era chico, pero hay varios que se atribuyen haberme puesto el apodo. Ahora hasta mis nietos me dicen Nene...".
En esta secciòn denomianda : "UNA CARICIA AL ALMA" algunos recuerdos en frases extraìdas del DIARIO RIO NEGRO de ANGEL FANCISCO "EL NENE TRAVECINO"
(.....)como en 1968 y 1970, nos quedamos con la Copa de Campeones que organizaba el diario con los ganadores de las ligas de Río Negro y Neuquén. Era un fútbol más lento, y yo sacaba ventaja con el pique corto.
Y hacía goles, tenía eso. Era derecho, pero con los años aprendí a darle de zurda. Y tuve la suerte de que el DT Jorge Miranda me enseñara el arte de saltar a cabecear: con el tiempo le saqué provecho. Siempre les digo a los chicos que el delantero tiene que ser caradura, no tiene que tener vergüenza, tiene que probar al arco
En aquella época se pegaba mucho, los centrales eran cojudos, hombres recios, no las defensas jóvenes de ahora. Y con este fisiquito, me daban sin asco: por cada una que ponía yo, me comía diez. Codazos, trompadas, patadas, planchazos... Pero era guapo, me levantaba y hacía como que me sacudía la tierra, como si dijera 'no me vas a asustar'. Me acuerdo de un clásico contra Cipolletti. Ya jugaba en Deportivo Roca después de la fusión entre Tiro Federal, Italia Unida y el Río Negro.
Antes de un córner, se estaban dando tanto que pensé 'acá cobro' y me fui afuera del área grande, a la medialuna. Y me cayó el rebote justito. Le di como venía, pasó por arriba de los grandotes y se clavó en el ángulo del arco que da a Mocciola. Golazo. Esa vez fue suerte, pero otras veces hacía goles porque estaba dónde tenía que estar, porque leía la jugada y me anticipaba. La suerte influye, pero hay que saber ubicarse.
Otro gol que me acuerdo fue contra Independiente de Neuquén en la final del '68, allá. Perdíamos 3 a 1, faltaban 10 minutos y la gente se iba. Carrasco puso el 3 a 2. Y cuando faltaban 2 minutos le hacen un foul a Paolucci.
Le entró tan fuerte al tiro libre que le salió un tiro recto, atiné a saltar, me pegó en la cabeza y adentro. 3 a 3. ¿Si tiró al arco o centro? Y, él decía que fue centro, siempre me cargaba: 'Con mi centro te hiciste famoso', me decía. En el alargue ganamos 5 a 3, una locura.
En Tiro jugué con una leyenda, Omar Oreste Corbatta, aquel tremendo wing derecho de Racing y la Selección. Era clavado que le hacían foul cuando gambeteaba buscando el desborde. Y en el tiro libre le pegaba de una forma que la pelota salía fuerte y recta y después doblaba, como que retrocedía.
Yo la cabeceaba de frente, casi sin saltar. Hice varios goles así. Decían que estaba viejo pero tenía, 33, 34, no era viejo. En Tiro también tuve de técnico a otra leyenda, Mumo Orsi, el argentino que había sido campeón del mundo con Italia en 1934 porque se había nacionalizado.
Después me llevó a jugar a Mendoza, al Gutiérrez Sport Club. Y cada vez que el equipo la perdía, gritaba '¡Nene!, ¡Nene!', un poco porque ya no veía bien y no se daba cuenta de que no la había perdido yo, y otro poco porque como me había llevado se sentía responsable y prefería echarme la culpa a mí... En el fútbol pasan cosas así.
Fijate lo de Viedma. Me mandaron a hacer la colimba y por una reglamentación, tu club de origen no se podía oponer a que jugaras en un club de la zona donde hacías el servicio militar. Y mi presentación en Sol de Mayo fue antes de empezar la colimba.
El rival era un equipo brasileño que había jugado la Libertadores. Salimos 2 a 2 y yo hice los dos nuestros. No sabés lo que fue... estaban todos locos. Cuando salí del vestuario vi a un tipo que me esperaba. Era el jefe de Distrito, un teniente coronel. Dijo que había venido a presentarse y darme la bienvenida. Terminamos los dos de copetines a la madrugada, era más atorrante que yo.
Mal no la pasé. Entraba al Distrito a las 7 y me iba al mediodía. Y a la tarde trabajaba en el bowling del club. Hice buena guita. Pero pasó el año y no me querían dar la baja para que siguiera jugando, así que hice dos años de colimba. Después siguieron muchos años en el Depo. El fútbol me dio de todo: goles, historias, alegrías, amigos y el reconocimiento de la gente.
Cuando colgué los botines me sentí como vacío, si jugar era lo único que sabía hacer. Gracias a mi familia y a mis amigos logré encarrilarme en la vida y salir adelante. Y ahora les enseño a los chicos, cosa que me da mucho placer. Ahora soy DT Nacional de Fútbol. ¿Por qué me dicen Nene? Viene de mi casa, de cuando era chico, pero hay varios que se atribuyen haberme puesto el apodo. Ahora hasta mis nietos me dicen Nene...".

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