Nadie le aplaude como forma de aprobación por un buen desempeño. No tiene aficionados. Debe ubicar el auto en un lugar seguro porque corre riesgo de que sufra desperfectos. Se acuerdan de su familia todas las tardes de domingo. Los protagonistas del espectáculo le quieren engañar. Si lo logran, dicen: "¡Muy bien Juez!". De lo contario son sólo palabras de desaprobación. Si ellos se equivocan: "¡Qué mala suerte!." Si él se equivoca: "sos un desastre, no podés dirigir nada, etc" ¿POR QUÉ QUIERE ALGUIEN SER ÁRBITRO?
Son muchas las causas por las que uno termina vistiéndose de "negro". La casualidad, la tradición familiar, el mero hecho de probar... Ser árbitro ayuda a crecer. A tomar decisiones rápidas y a tratar de no equivocarse, a ser consciente de que lo que hagas tiene repercusión en los demás. Se trata de un cursito de "madurez acelerado". ¿Qué pasa por la cabeza de alguien que decide ser árbitro? La idea les entusiasma. No ponen reparo alguno. Se extrañan porque no están acostumbrados. Incluso varios se habrán preguntado varias veces "Qué hago yo acá?".
Todo lo que empieza lleva implícita una dosis de nerviosismo. Salir a un campo en el que no tienes amigos y dispuesto a ser el "malo de la película" es un ejercicio de responsabilidad. Aunque se haga bien y se sea justo, siempre hay alguien que estará descontento. Y eso ellos lo saben. Sí. está claro que las decisiones no contentan a todos, pero hay que tomarlas!
A la gran mayoría de los apasionados del fútbol jamás se les ocurriría entrar al mundo de la pelota vestidos de negro. Sin embargo, a muchos otros, el referato les permite ser parte de ese selecto grupo que puede vivir de la pelota. Puede ser el sueño de pocos y es, seguramente, uno de los trabajos más ingratos del deporte. Pero también es un MUNDO DESCONOCIDO y, para la mayoría de aquellos que forman parte de él, UNA PASIÓN, UN LUGAR PARA VIVIR!
AUTORA: KARLA BELEN ( EN FACEBOOK)
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