febrero 11, 2014

HISTORIAS DEL DEPORTE QUE MERECEN SER CONTADAS

"UN CRACK ": OSCAR "EL NEGRO " ORTIZ

En "UNA CARICIA AL ALMA" hoy el recuerdo es del Negro OSCAR ORTIZ, aqui algo de su historia extraìda del sitio: RIVERLUJOYPUEBLO.BLOGSPOT.COM.AR :


En tierras brasileñas por mucho tiempo se dijo que Garrincha (aquel mítico wing derecho del scratch) siempre hacía la misma: Amagaba para adentro y salía siempre por afuera. A pesar de ello, durante tantos años de carrera no se supo de nadie que pudiera quitarle la pelota. Con el Negro Ortíz –en la teoría y en la realidad- ocurrió exactamente lo mismo.





Llegó a River en 1977 cuando ya era un consagrado exponente de la legendaria raza de los wines, extinta del fútbol, allá por los años 80. Debutó el 20 de Febrero en la cancha de Huracán ante Temperley. River ganó 6-2 y Ortíz convirtió un gol.




Pero aunque lo trajeron para reemplazar a Oscar Más, la gente comprendió enseguida que a él no había que exigirle lo que a Pinino le sobraba: Goles. En realidad, el Negro -a su manera- también era goleador… pero de los goles de los demás. 



Los preparaba, los amasaba, y los servía en bandeja en cada arranque por izquierda. El Gringo Scotta en San Lorenzo y Víctor Marchetti en River, le deben una gran parte de su reputación de goleadores a los centros-pases de Ortíz.
 



Su lugar en el mundo era la franja izquierda del campo de juego, desde la línea central hasta la raya de fondo. 50 x 20 metros donde se desplazaba con la gracia de una pantera. 



La llevaba cortita con cara interna y sus marcadores reculaban sin saber bien que hacer, de pronto zapateaba con el balón entre sus piernas, inclinaba su cuerpo hacia el centro del campo y en un saltito veloz cacheteaba la pelota con su revés para salir hacia fuera. Centro rasante o colgadito, centro y uhhhh de la tribuna, centro y gol.
 



Fue titularisimo en sus dos primeras temporadas. Agente de brillo de un equipo exuberante. Fundamental para ganar el Metro del 77 y pelear la final del Nacional del 78. La decisión de Labruna de colocar al Nene Comisso de cuarto volante le sacó continuidad.  



River relegó lujo por efectividad y la apuesta rindió con un tricampeonato. Ortíz siguió alternando cancha y banco hasta que en su llegada, a mitad del 81, Alfredo Di Stéfano le marcó el futuro con una frase: “Si te comprometés un poco mas con la marca, sos titular”. Obviamente, el Negro no jugó más.
 



Nacido en Chacabuco el 8 de abril de 1953. Creció rodeado de la humildad en los potreros de la ciudad de Junín, lugar desde donde San Lorenzo se lo llevó para hacerlo debuta en Primera en el año 1971.


 Luego de River pasó por Huracán y finalizó su carrera en Independiente. También jugó unos pocos meses en Gremio de Porto Alegre en el 76, pero nunca concibió el “esfuerzo” de vivir lejos de sus cosas para hacer lo que mas le gustaba en la vida.
 



Oscar Ortíz es uno de los 43 jugadores de la historia de nuestro fútbol que tiene una medalla de Campeón del Mundo en su casa. Eso, por sí solo, ya lo convierte en un grande; Pero es solo un complemento de la magia de su desborde, de lo indescifrable de su gambeta, del ridículo que indefectiblemente experimentaban sus defensores, del placer de verlo jugar.
 


Esta nota arrancó con el nombre de Garrincha. Podría haberse citado a René Houseman, Omar Orestes Corbatta, Raúl Emilio Bernao, Juan Carlos Muñóz, Enrique García, o Juan Ramón Verón, lo mismo daba. Una cosa no se discute: Al negro Ortíz, la ropa de estos tipos, le quedaba a medida.

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