EL DIARIO SPORT DE ESPAÑA EN SU VERSION ON LINE reconocio que LIONEL MESSI no rinde en LA SELECCION ARGENTINA de la MISMA MANERA que LO HACE EN BARCELONA y lo PUBLICO en su portada.-
Aqui transcribo el texto original de dicho diario deportivo
David Salinas | 13.10.2011 | 04:05h
El inesperado KO de Argentina ante Venezuela (1-0) reabre el debate alrededor de Leo Messi. El jugador rosarino fulmina todas las marcas cuando defiende la camiseta del FC Barcelona, pero no puede hacer lo mismo cuando luce la albiceleste.
Los analistas argumentan varios motivos por los que el crack es tan decisivo en un equipo y pasa poco menos que inadvertido en otro. Han llegado a comparar este inusual hecho hablando de “desdoblamiento” y citando casos como el novelesco del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. En cualquier caso, la sorprendente y chocante realidad es que Leo brilla con el Barça y oscurece con Argentina.
Los números acumulados por la 'Pulga' con una elástica y otra son más que elocuentes. Con la del FC Barcelona ha jugado 280 partidos y ha firmado 194 goles, a una media de 0,69 tantos por encuentro. Con la de su país ha jugado 65 y ha anotado 18 tantos, siendo el promedio de 0,27 tantos. En otras palabras, con Argentina su potencial ofensivo desciende de forma alarmante si se compara con el que acumula con el del FC Barcelona.
Y comparando los títulos que ha ganado con una y otra camiseta, la distancia aumenta hasta límites insospechados: 17 a 2. Con el Barça lo ha ganado todo, desde Ligas (5) a Champions (3) pasando por el Mundial de Clubs (1) y la Supercopa de Europa (2).
Con Argentina ha conocido las mieles del triunfo en dos ocasiones, pero ninguna de ellas con la selección absoluta. Se proclamó campeón del Mundial Sub 20 en el 2005, en Holanda, y se hizo con el oro olímpico en Pekín 2008. Sin embargo, con la selección A ha doblado la rodilla en dos Mundiales, los del 2006 y 2010, y dos Copas América, la del 2007 y la del 2011.
Varias son las razones por las que se puede explicar esta doble versión del crack. Por un lado, la presión con la que juega con su país. Argentina se encomienda a él para sacar adelante los partidos.
Es el capitán, el faro del equipo, el jugador que puede desequilibrar en cualquier momento. Sin embargo, cuando al mejor jugador del mundo se le exige y obliga a marcar la diferencia cuando las cosas van mal, difícilmente puede sacar a relucir su talento. Es como si se bloquera. Messi, aunque profesional y uno de los mejores pagados del mundo, sigue jugando por el placer de jugar. Por divertirse.
También por ganar, obvio, pero principalmente porque jugando al fútbol es cuando se encuentra mejor.
En el FC Barcelona no se le traslada esta presión u obligación de ser el mejor. En las filas barcelonistas juega liberado, a su aire, suelto. Y, en estas condiciones es cuando se muestra atrevido, seguro. En consecuencia, letal y decisivo. Su talento rebosa en cada acción, disparo, asistencia o pase al compañero. Messi en estado puro. Jugando dispensado, sin ataduras ni responsabilidades. Como a él le gusta. Como él mejor se expresa sobre un terreno de juego.
Tampoco puede escapar el hecho de que el argentino, en el FC Barcelona, está rodeado de jugadores que han sentado cátedra. Es el caso de Xavi e Iniesta, por citar algunos. Jugadores, en cualquier caso, que han jugado más veces a su lado y, por lo tanto, lo conocen mejor. No hace falta que se miren.
Los automatismos entre ellos afloran con una naturalidad pasmosa. Y eso, por mucho que se quiera mecanizar, se da o no se da. Las dos caras de Messi hablan de un jugador humano y de un hecho que, a menudo, se olvida cuando se encumbran a los ídolos: no juega solo. Solo podrá ser determinante de vez en cuando, en alguna acción aislada, pero no siempre. Es imposible. El fútbol es deporte colectivo.
Todo esto lo sabe Messi, de ahí que cuando encara una victoria o una derrota siga siendo el mismo, humilde y sencillo. Como todo profesional tiene picos. Pero lucha por estar siempre arriba
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