agosto 02, 2015

A LA ESPERA DE LA REVANCHA



LAS 4 VECES QUE RIVER FUE FINALISTA EN LA COPA LIBERTADORES

Este es el informe del sitio “EL GRAFICO DIARIO” sobre las 4 finales que disputo RIVER PLATE en COPA LIBERTADORES:



River Plate disputará su quinta final de Copa Libertadores. Las cuatro primeras fueron una por década, siempre en los años terminados en 6, y después de dos fracasos hilvanó sus dos únicos títulos continentales. Ahora debieron pasar 19 años para que el Millonario regresara al partido decisivo del torneo. Irá ante Tigres de México por su tercera corona. Este es el detalle de las cuatro experiencias anteriores.


COPA DE 1966 NACE EL MOTE DE “GALLINAS”

Después de una excelente Copa Libertadores, en la que ganó sus grupos en primera y segunda, el River de Renato Cesarini pasaba un rival tras otro sin sufrir por demás. Ganaba, goleaba, gustaba. Seguía camino. Solo Boca le había ganado hasta que Peñarol, en la final, le robó la alegría.



En el partido de ida de la final, ante más de 60.000 personas que colmaron el estadio Centenario, los gritos de Daniel Onega no llegaron, así como las tapadas de Amadeo Carrizo no alcanzaron. El elenco uruguayo se quedó con el primer chico por 2-0. La revancha se jugó en el Monumental, ahí sí el Millonario se impuso. Con apenas dos retoques en el mediocampo (Jorge Solari y Ermindo Onega ingresaron por Daniel Bayo y Miguel Loayza), el equipo de Cesarini ganó un partido peleado. Fue 3-2 con tantos de Onega en dos oportunidades y Sarnari, tras estar dos veces en desventaja.




En la derrota del desempate nació el mito. O eso dicen. Las crónicas de la época marcan que tras ir ganando 2-0 en Santiago de Chile, River cayó por 4-2 con goles en tiempo extra. En el medio, Carrizo habría ‘canchereado’ al parar una pelota con el pecho mientras la chapa indicaba triunfo 2-0, lo que provocó que tras revertir el resultado los hinchas de Peñarol tiren al campo de juego una gallina. Otros dicen que el episodio del gallo -porque bien vale aclararlo, era un gallo y no una gallina- fue en cancha de Banfield, ya de regreso a la Argentina luego de perder la final.



Tras la derrota, el histórico presidente de River, Antonio Liberti, le apuntó por la caída al técnico y el arquero, con declaraciones de una crudeza que hoy día resultan difíciles de imaginar por parte de un dirigente.



COPA LIBERTADORES DEL 76: OTRA NUEVA DESILUSION

River y Estudiantes fueron los representantes argentinos en la 17ma. edición de la Libertadores, y les tocó compartir el Grupo 1 de la Primera Fase, que ganó el Millonario con 10 puntos –cinco victorias, una derrota-. En la siguiente instancia, otra vez los dirigidos por Ángel Labruna se toparon con un rival argentino: al igual que diez años atrás, Independiente, que como en 1966, ingresó en la segunda ronda por haber ganado el torneo inmediato anterior.




Nuevamente se impuso el cuadro de Núñez, con dos victorias, un empate y una derrota, aunque igualó en el primer puesto con el Rojo. Hubo desempate con victoria por 1-0 para el Millonario, y pasaporte a la final, instancia en la cual Cruzeiro esperaba a Comelles, Pachorra Sabella, Ártico, Merlo, Beto Alonso, Pedro González, Luque y Más.





De nuevo, como hacía una década, la definición se estiró hasta el tercer partido. Después de la goleada brasileña en Belo Horizonte por 4-1 y el 2-1 de la vuelta en Argentina, Chile se vistió de gala para conocer al nuevo campeón. La armada blanca con la franja roja cruzada al pecho se repuso al 0-2 inicial, empatando el partido con tantos de Pinino Más y Urquiza, ofreciendo un final dramático.





El marcador se mantuvo igualado hasta pocos minutos antes del final. Iban 43 del segundo tiempo cuando Joaozhino sorprendió al ejecutar un tiro libre que Landaburu no supo contener. Gol y escándalo. En pleno festejo Lonardi le pegó al masajista de Cruzeiro, quien no se quedó de brazos cruzados, por lo cual se desató una gresca total. Tras un buen rato con el juego demorado, el árbitro reanudó el partido no sin antes expulsar a uno por bando (Norberto Alonso y Ronaldo), y adicionar nueve minutos para alimentar la ilusión rojiblanca de un milagro que finalmente no llegó. Después, el título local obtenido el año anterior tras 18 años de sequía, el mundo riverplatense pensaba que podía darse el sueño americano. Apostaron cuanto tuvieron a ganar su primera Copa Libertadores pero fallaron.






COPA DE 1986: “LA PRIMERA ALEGRIA”

La mano ganadora del Bambino Veira le dio al equipo ese plus necesario para triunfar. Armó un bloque defensivo sólido, al que le sumó un ataque furioso: Búfalo Funes, Alzamendi y Centurión; potentes y goleadores. Su combo le permitió ganar cada vez que lo mereció, sólo perdió en una oportunidad a lo largo del torneo. Pero esto no fue todo.





Además del conjunto, el técnico contaba con individualidades de peso. Nery Pumpido, por ejemplo, resultó vital desde el arco en la obtención del título; en la misma medida que Beto Alonso o Tolo Gallego. Siempre que un soldado se le cayó, sea por lesión o suspensión, quien ingresó en su lugar rindió con creces; tal fue el caso de Funes que se convirtió en estrella en apenas dos semanas.




El recorrido triunfal incluyó empate y victoria ante Boca en la fase inicial, donde compartieron zona junto a Wanderers y Peñarol; quedando River como líder de la zona con cinco partidos y apenas un empate. En la segunda parte de la competencia el Millonario quedó igualado en la cima con Argentinos, pero accedió a la definición por mayor diferencia de gol. Allí, en el último escollo camino al tan ansiado título, se topó con el América de Cali donde atajaba Julio Falcioni.




Ya en Colombia, en el estadio Pascual Guerrero, los argentinos ganaron por 2-1 con tantos del Búfalo y el Beto. Aquél día el equipo de Veira saltó al campo con Pumpido; Gordillo, Gutiérrez, Ruggieri y Montenegro; Héctor Enrique, Tolo Gallego y Beto Alonso;  Alzamendi, Funes y Roque Alfaro; nombres repetidos en el desquite, en el Vespucio Liberti. En su casa, River fue apoyado por una multitud como pocas veces se vio en el Monumental, colmado por 80 mil almas, y se llenó de gloria tras el gol de Funes, que le entregó la primera Copa Libertadores a sus vitrinas.





COPA DE 1996: LA ULTIMA ALEGRIA 

El River de Ramón dio que hablar de entrada. Superó el Grupo 5 de la Copa sin pasar sobresalto alguno. Tuvo como rivales a San Lorenzo, y los débiles Caracas (Venezuela) y Minervén (Ecuador), lo que le posibilitó a la banda terminar esa primera instancia sin conocer el sabor de la derrota. Apenas dos empates lo privaron del puntaje ideal. Por los octavos, a los buenos hombres y nombres del riojano les tocó enfrentarse a Sporting Cristal, equipo peruano que quedó eliminado por un global de 6-4.




En los cuartos el elenco donde entre otros jugaban Orteguita, Crespo y Francescoli, mandó a casa a San Lorenzo, institución que nunca jamás había obtenido la Libertadores y soñaba con sumarla aquella oportunidad por vez primera. No pudo ser. River le ganó 2-1 de local, luego empató en el Gasómetro (1-1) y siguió camino al título.




La semifinal ante la U de Chile quedará en la memoria de propios y extraños. Los fanáticos riverplatenses la recordarán como paso previo a la gloria, mientras que para el resto será uno de los ‘robos del siglo’ argumentando que Mono Burgos golpeó con los puños a Valencia dentro del área cuando la llave se encontraba todavía igualada, acción ante la cual el árbitro Alfredo Rodas prefirió no cobrar penal. La historia podría haber sido otra, nunca se sabrá. La realidad marca dos cosas: el juez nunca más volvió a dirigir, y un joven Matías Almeyda terminó por convertir el tanto que posibilitó la clasificación al último partido.




Otra vez la Banda debió definir ante América de Cali. En el Pascual Guerrero, Ramón Díaz se mostró fiel a su estilo y repitió nombres. No cambió de esquema en pos del rival (donde ya había dos colombianos que se lucían y posteriormente terminarían ganando todo con Boca: Oscar Córdoba y Jorge Bermúdez). Saltó a la cancha con el 4-3-1-2 característico: Mono Burgos bajo los tres palos; Hernán Díaz, Rivarola, Ayala y Altamirano en la última línea; Almeyda, Astrada y Sorín en el mediocampo, por detrás de Burrito Ortega, encargado de la generación; y con Enzo Francescoli más Hernán Crespo como delanteros. Pese a las intenciones, la noche no salió redonda ya que River cayó 0-1. Desilusión, pero la llave quedaba abierta para la definición de local, tal como ocurrirá en este 2015.





Ya en casa, el riojano cambió de nombres. Marcelo Escudero y el yorugua Gabriel Cedrés ingresaron por Astrada y Sorín, pasando Almeyda al círculo central. Retoque que permitió cambiar la historia. Con ellos en cancha, River se impuso 2-0 con tantos de Hernán Jorge Crespo y sumó el segundo trofeo más esperado a sus vitrinas, las mismas que buscará decorar nuevamente dentro de quince días.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario