enero 24, 2014

RUMBO A BRASIL 2014

LA HISTORIA DE LOS MUNDIALES DE FUTBOL: ITALIA 1934: CUARTA PARTE


Seguimos compartiendo apostillas del MUNDIAL DE 1934 jugado en ITALIA, aquí la Cuarta  parte.-

Las mismas han sido extraìdas del sitio TODOSLOSMUNDIALES.COM.AR






El entrenador y creador del Wunderteam como llamaban al seleccionado austriaco, Hugo Meisl, solía decir: "Antes de incluir a un torpe, prefiero jugar con diez".



Si a la selección que llevó Carlos Salvador Bilardo a Italia 1990, le restamos los torpes, contra Camerún hubieran jugado solo tres futbolistas argentinos.




Por las semifinales, Checoslovaquia derrotó tranquilamente a Alemania por tres a uno, mientras que en el otro cotejo, Italia derrotaba ajustadamente a Austria por uno a cero, con un tanto protestado por los austríacos por un supuesto off-side, que obviamente el juez no cobró, ese fue el partido de mayor concurrencia del torneo y por consiguiente el de mayor recaudación, 811.526 liras, casi 60 mil liras más que la final.



La final del mundo se disputó en el estadio del "Partido Nacional Fascista" de Roma, inaugurado en 1928 y con una capacidad para 55 mil espectadores, jugaron la selección local contra la checoslovaca. En las tribunas la mayoría de los 45.000 espectadores eran funcionarios del partido fascista italiano, quienes no pararon de vitorear al Duce quien se mostraba arrogante en el palco de honor, o deshonor.




Mussolini luego de amenazar de muerte sutilmente a sus jugadores en caso de que no ganen, les envió un mensaje que decía "Vencer o Morir" y un día antes de la final del mundo personalmente les dio un mensaje de aliento, en esa oportunidad les dijo: "Señores, si los checos son correctos, nosotros somos correctos. Eso ante todo. Pero si nos quieren ganar de prepotentes, el italiano debe dar un cazote y el adversario caer... buena suerte para mañana muchachos, ganen, si no, crash", donde "Crash" era sinónimo de corte de cabeza.




En el entretiempo de la final del mundo, a Vittorio Pozzo, entrenador de Italia, un emisario de Mussolini le entregó un papel manuscrito por el Duce que decía: "Señor Pozzo, usted es el único responsable del éxito, pero que Dios lo ayude si llega a fracasar". Acto seguido, pálido y tembloroso, el técnico se dirigió a los jugadores ordenándoles: "No me importa cómo, pero hoy deben ganar o destruir al adversario. Si perdemos, todos lo pasaremos muy mal".




Pero como finalmente la historia terminó de forma satisfactoria, todos terminaron siendo "Comendadores al Mérito Deportivo". Incluido el entrenador, quién terminó con la copa Jules Rimet en manos y en brazos de los jugadores italianos, quienes lo alzaban de cara al palco donde estaba Benito Mussolini.





El triunfo fue en el alargue para los italianos por 2 a 1, y dos argentinos nacionalizados hicieron valerosos aportes: Raimundo "Mumo" Orsi convirtió el primer gol, mientras que Enrique "Indio" Guaita dio el pase para el segundo gol de Italia que convirtió Schiavio con "la energía de la desesperación", según su propia definición. De ésta forma finalizó el segundo Mundial de la historia, dejando en los diez primeros puestos a equipos europeos.





Benito Mussolini estuvo presente en la final de Mundo, antes de comenzar el partido recibió el saludo imperial por parte de los futbolistas y de todo el estadio, luego de la victoria les entregó una gran copa de bronce llamada "Coppa Del Duce".




Cuenta la leyenda que mientras los futbolistas italianos realizaban el saludo fascista hacia Il Duce antes de comenzar la final, el delantero checo Planicka se burlaba en voz baja: "Ave César, los que van a morir te saludan".




Luego de la coronación, Mussolini mandó a llamar al seleccionado italiano, los acarició en la cabeza paternalmente y ordenó un premio de veinte mil liras (mil setecientos veinticinco dólares) a cada uno.



La selección italiana ganó el campeonato del mundo, en nombre de la patria y del Duce Benito Mussolini. Sus jugadores empezaban y terminaban cada partido vivando a Italia y saludando al público presente con la palma de la mano extendida, haciendo el típico saludo "Fascista" y la bandera italiana siempre apareció flanqueada de la alemana con la cruz esvástica en el centro.



Luis "Doble Ancho" Monti, quién jugando para la selección argentina en el Campeonato de Fútbol del ´30, recibió amenazas de muerte y el miedo le impidió jugar como un hombre. Cuatro años más tarde, se recibió de "duro de la película", al sentirse local y protegido.




Además Monti fue el primero de los cuatro jugadores que vistieron las camisetas de dos seleccionados durante la historia de la Copa del Mundo, con la particularidad de que Monti fue el único que llegó defendiendo ambas selecciones a sendas finales del mundo.





Años más tarde Luis Monti recordaría: "Mi destino es incomprensible, en Uruguay me querían matar si ganaba, en Italia si no lo hacía... Nos anunciaron que, por decisión del Duce, podíamos pedir lo que se nos ocurriera, si ganábamos esa final. Dinero, mujeres, casas, autos, el placer que se nos antojara. Éramos los seres humanos privilegiados de Italia... Después todo iba a cambiar... Recuerdo a Guaita, entonces mimado por los mismos dirigentes fascistas que tiempo después quisieron enviarlo a la guerra de Abisiña... El tuvo que huir de Italia porque jugaba en la Roma, el club rival del Lazio, el preferido de Mussolini. Para debilitar al Roma, los capos fascistas decidieron de la noche a la mañana mandar al frente a todos los jugadores. Guaita, que como yo, Orsi y Demaría, le habían servido a Italia para ser campeón del mundo, tuvo que huir para salvarse. Con Scopelli llegaron a la frontera con Francia y desaparecieron...".




Luis "Doble Ancho" Monti, quién jugando para la selección argentina en el Campeonato de Fútbol del ´30, recibió amenazas de muerte y el miedo le impidió jugar como un hombre. Cuatro años más tarde, se recibió de "duro de la película", al sentirse local y protegido.




Además Monti fue el primero de los cuatro jugadores que vistieron las camisetas de dos seleccionados durante la historia de la Copa del Mundo, con la particularidad de que Monti fue el único que llegó defendiendo ambas selecciones a sendas finales del mundo.





Años más tarde Luis Monti recordaría: "Mi destino es incomprensible, en Uruguay me querían matar si ganaba, en Italia si no lo hacía... Nos anunciaron que, por decisión del Duce, podíamos pedir lo que se nos ocurriera, si ganábamos esa final. Dinero, mujeres, casas, autos, el placer que se nos antojara. Éramos los seres humanos privilegiados de Italia... Después todo iba a cambiar... Recuerdo a Guaita, entonces mimado por los mismos dirigentes fascistas que tiempo después quisieron enviarlo a la guerra de Abisiña... El tuvo que huir de Italia porque jugaba en la Roma, el club rival del Lazio, el preferido de Mussolini. Para debilitar al Roma, los capos fascistas decidieron de la noche a la mañana mandar al frente a todos los jugadores. Guaita, que como yo, Orsi y Demaría, le habían servido a Italia para ser campeón del mundo, tuvo que huir para salvarse. Con Scopelli llegaron a la frontera con Francia y desaparecieron...".





El mejor jugador del denominado Wunderteam (equipo maravilloso), Matthias Sindelar, alias "el Mozart del fútbol", deslumbró en el ´34 y falleció trágicamente en 1939, ya que con Austria anexada por Alemania, él se negaba a representar a una nación liderada por el genocida de Adolf Hitler. Por ese motivo lo marcaron como opositor, le impidieron jugar, trabajar y cruzar las fronteras, quedando olvidado y sin trabajo, además fue perseguido y se ofreció una recompensa a quién lo delatara.




Lo denunció uno de sus compañeros de equipo del Wunderteam y el 22 de enero él y su esposa italiana Camila, se suicidaron inhalando gas de la cocina ante la posibilidad de terminar en un campo de concentración. En el club en el que jugaba se recibieron más de quince mil telegramas de pésame, y por ese mismo motivo el correo estuvo atascado por seis días, a su funeral asistieron cuarenta mil personas que enfrentaron la amenazadora presencia de tropas nazis para asistir al funeral.




La calle donde él vivía, pasó de llamarce Laaerberg a Sindelarstrasse.  


 
En el 2000, la Federación de Historia y Estadísticas del Fútbol lo nombró como el jugador austriaco más importante de todos los tiempos.



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